La crispación y el odio político pueden conducir a una ruptura social. Y así viene pasando en Totana desde hace más de 20 años, con un especial recrudecimiento de las relaciones a raíz de la Operación Tótem, que investigó una supuesta trama de corrupción en el Ayuntamiento y supuso la detención e ingreso en prisión del alcalde, José Martínez Andreo.

El primer edil denuncia que durante estos años "se han vulnerado todos mis derechos. Han salido publicados datos de mi domicilio, datos personales de mi mujer y de mis hijos. Eso es inaceptable".

Martínez Andreo reconoce que en algunas ocasiones "he tenido verdadero pánico. La fachada de mi casa ha aparecido a veces llena de pintadas contra mi persona, así como los puentes de la autovía. También he recibido mensajes y llamadas amenazantes, aunque no he puesto ninguna denuncia".

Para Andreo la única solución posible para superar la brecha social que se ha abierto en Totana "es que los políticos empecemos a respetarnos y a buscar puntos de encuentro. Las reglas del juego y los límites de la política se saltaron hace mucho tiempo, pero tenemos que volver a establecerlos".

Pero Andreo no es el único dirigente de Totana al que le han faltado al respeto. Juan José Cánovas (IU) y Alfonso Martínez Baños (PSOE) también han sufrido ataques personales que sobrepasan lo aceptable en la crítica política. El municipio sufre las consecuencias de un odio que nadie se preocupó de frenar a tiempo.