Leonor, icono de la excelencia en cualquier papel -vital, musical o cinematográfico-, siempre sin alardes ni aristas, tiene como mullido cojín las teclas del cántabro, que se aventura en el viaje del pop teñido de jazz, de blues y de afección sensible. Les inspira la literatura, la música de otros y cualquier rincón del mundo. Las sensaciones sutiles que les evoca lo más mundano es lo que pretenden transmitir. Su disco anterior, El porvenir, se grabó en Los Ángeles, y cuenta con la colaboración de artistas como Bunbury o Fito Páez.

Marlango es un universo que tiende al mismo tiempo al minimalismo y a la inmensidad. La formación, fundada en 2004, ha desfilado por los escenarios como cuarteto, quinteto, sexteto y hasta llegar a sumar once músicos con sección de metales. Sin embargo, trece años después regresan a su espíritu inicial consolidados en la escena nacional.

Cada velada con este tándem musical es única, porque cada concierto lo escribe el público y, por eso, lejos de un formato monolítico, Marlango se enriquece y reinventa en cada directo con una selección de sus seis discos y el carisma de Watling. Su directo puede desandar la trayectoria de los seis discos de estudio y, tal vez, intercalar versiones de los Beatles, como When I'm 64. También puede culminar en una noche italiana al ritmo de las cadencias de Paolo Conte o bordar Creep de Radiohead. O puede ser una noche absolutamente políglota, rockera o romántica, a la luz del sello de Marlango. Su repertorio es un barco que zarpa en cualquier dirección y su única norma, con la complicidad del público, es to enjoy the ride ('disfrutar del viaje'), como reza una de sus canciones; un viaje por blues infinitos, boleros eternos y jazz vocal crepuscular. A. H. S.