El nerviosismo de los jugadores de fútbol de la Región puestos en libertad tras una operación policial contra los amaños en las apuestas acabó con una situación curiosa.

En el momento en el que abandonaban la comisaría, uno de ellos, sin que ninguno de los policías que los escoltaban se diese cuenta, se subió por error a un coche patrulla que estaba en la acera y que no tenía las puertas bloqueadas de fuera hacia dentro, aunque sí al contrario. Por ello, una vez dentro ya no pudo salir.

Después de un cuarto de hora dentro del vehículo, al jugador no le quedó otra que patear uno de los cristales.

Avisados los agentes por los medios que se encontraban haciendo guardia, el jugador fue introducido dentro de comisaría.