Un simple córner, lo que hasta hace un par de años era para los aficionados una simple oportunidad para celebrar un gol de su equipo, se ha convertido en uno de los grandes alicientes de las mafias que han irrumpido con fuerza en el fútbol mundial gracias al crecimiento de las apuestas. Entre las numerosas posibilidades que tienen los apostantes está poner tu dinero a que durante un partido se produce un determinado número de saques de esquina en un tramo del encuentro o que uno de los dos equipos realiza un penalti de tal a cual minuto. Lo que simplemente sería azar o un golpe de suerte ha hecho surgir distintas redes, la mayoría de ellas lideradas desde China, perfectamente diseñadas para ganar dinero amañando las distintas variables en juego. Y para ello solo hace falta tener de tu lado a alguno de los protagonistas del encuentro seleccionado, que no son otros que los jugadores.

Ayer, como ya ocurría hace unos meses cuando varios futbolistas del Eldense quedaban marcados por dejarse perder ante el Barcelona B por un asombroso 12-0, la Unidad de Delitos Especializados y Violentos (UDEV) de la Policía Nacional volvió a demostrar que no es oro todo lo que reluce bajo las alfombras del fútbol nacional.

Desde la primera hora de la mañana, más de doscientos agentes llevaron a cabo una operación que se estaba cociendo a fuego lento desde hace ya varios meses y acabó con 28 detenidos, muchos de ellos jugadores de Segunda B y Tercera División, dos de las categorías en las que es más sencillo manipular las apuestas. A ocho de ellos les tocó dormir en el calabozo a la espera de lo que dictamine el juez. Según las investigaciones, en la trama participaban varios jugadores de diferentes clubes españoles que supuestamente tenían conexión con una red de amaños gestionada desde China. Los jugadores habían sido previamente instruidos para forzar situaciones en los partidos de fútbol (penaltis, saques de esquina, etc.) sobre las que, posteriormente, se hacían apuestas suculentas.

Nada más saltar el titular, lo siguiente era ir conociendo los jugadores implicados. Y, por primera vez, el fútbol regional quedó en entredicho. Aunque han sido muchas las veces que han surgido rumores o que los clubes han despedido futbolistas al conocer con exactitud sus malas aficiones, hasta el momento nadie había acabado en comisaría.

Pero como siempre hay una primera vez, ayer tocó el turno al fútbol murciano. Dos jugadores del Jumilla, tres futbolistas del Águilas y dos del Pulpileño eran detenidos por los agentes de la Policía Nacional y trasladados a comisaría, donde pasaron varias horas. El primero en abandonar las instalaciones policiales fue Xavi López Gómez, futbolista del Águilas FC, aunque no lo hizo para marcharse a casa sino para ser trasladado a Albacete, donde tendrá que comparecer ante un juez antes de saber si tiene que ingresar en prisión. Fue el único que sigue detenido de los seis investigados. El resto de jugadores, que se acogieron a su derecho a no declarar, abandonaron la comisaría en libertad con cargos y ahora tendrán que esperar la llamada del juzgado de Zafra (Badajoz), que es donde se comenzaron los primeros movimientos al tener constancia la Fiscalía de supuestos amaños que afectaban a la Tercera extremeña. Según ha podido saber esta redacción de fuentes próximas a la investigación, las detenciones se efectúan después de que los nombres de los mencionados futbolistas apareciesen en distintos pinchazos telefónicos.

La Policía se ha encargado de seguir el rastro a los indicios sobre que varios jugadores de diferentes equipos de fútbol habían realizado apuestas en varios partidos para obtener beneficios. Según fuentes judiciales, a los implicados se les investiga por un posible delito de corrupción en particulares. En la trama, que ha puesto en el ojo del huracán al fútbol español, participaban jugadores que supuestamente tenían conexión con una red de amaños gestionada desde China. Los futbolistas habían sido previamente instruidos para forzar situaciones en los partidos de fútbol (penaltis, saques de esquina, etc.) sobre las que, posteriormente, se hacían apuestas suculentas.

Las alarmas saltaron cuando agestes de la Policía se personaron en Ceutí, donde entrenaban los jugadores del FC Jumilla, para detener a dos de sus integrantes -José Manuel Catalá y Juan Carlos Ceballos-. La entidad vinícola, que prefiere guardar silencio y que esperará a ver cómo transcurren los acontecimientos antes de tomar cualquier decisión sobre sus jugadores, emitía un comunicado en el que indicaban que «se mantienen al margen de las informaciones» y en el que manifestaban «su total predisposición a colaborar» con la policía. Ya por la tarde, tras conocer la puesta en libertad de Catalá y Ceballos, desde el club defendían «la presunción de inocencia» de ambos futbolistas, a los que apoyarán mientras que no haya pruebas que los imputen directamente.

En todo caso, el club vinícola no tendría nada que ver ni estaría afectado. Las investigaciones sobre José Manuel Catalá serían de su etapa la pasada temporada en el Racing de Ferrol, mientras que Ceballos ha llegado este mismo mercado de invierno procedente del FC Cartagena, equipo del que era capitán y uno de los jugadores más queridos por la grada.

Los responsables del Águilas FC, con los que esta redacción también se puso en contacto, también prefirieron no hacer declaraciones hasta que avance la investigación. Gaspar Campillo, director general del club, explicaba que «no tengo ni idea de los partidos que se están investigando y me he enterado por los medios». También dejó claro que ellos llegaron el verano pasado tras el cambio de directiva. Además de Xavi, que hoy pasa a disposición judicial, los dos otros jugadores que fueron llevados a comisaría y posteriormente puestos en libertad fueron, según distintas fuentes, Hugo y Emilio.