La contratación de Arturo Rodríguez -Cartagena, 1989- es la clásica serpiente de verano con final feliz para el jugador y para el club. El delantero albinegro ha tenido tiempo, en todo este período, de informarse de lo que el FC Cartagena estaba fichando y renovando y no ha dejado de preocuparse por cómo plantificaba la plantilla Monteagudo y Paco Belmonte, entrenador y propietario del club respectivamente. Es por eso que en su presentación explicaba que su deseo era regresar, entre otras cosas, «a un proyecto ganador, para intentar devolver al equipo donde merece», por lo que el reto no es otro que buscar una categoría superior inmediatamente «quería saber bien que iba a ser un proyecto de ascenso y no ver qué iba a ocurrir».

Dice que volver a casa tras seis años en diferentes equipos ha sido uno de los motivos que le hizo decantarse por la oferta lanzada por el club albinegro, «pero no solo eso», esgrimía «viniendo de Segunda lo importante era que el reto sea el ascenso y mi único objetivo el año que viene es estar otra vez en esa categoría, por lo que en mi cabeza no cabía otra cosa que no fuera esa. Es una felicidad enorme volver a la que es mi casa. Defenderé esta camiseta con sudor y lágrimas».

Dijo en la puesta de largo como nuevo futbolista, un acto que se organizó en El Corte Inglés de Cartagena, y al que acudieron su familia, amigos y aficionados, que el pasado invierno, cuando saltó su nombre para reforzar al equipo albinegro en el mes de enero, la situación era diferente, sobre todo porque dependía del Córdoba y las condiciones económicas no eran las mismas que en este momento «el año pasado tampoco el equipo iba todo lo bien que debía y hubiera sido, además, más complicada la adaptación. Para mi es importante venir desde el principio porque la adaptación es más fácil».

No cree que por el hecho de ser un cartagenero la afición sea más exigente o se le preste más atención a sus actuaciones «no pienso que se me mire con lupa», indica Arturo. «Eres de Cartagena, la gente te conoce, pero al final espero que me traten como uno más tanto en lo bueno como en lo malo».

Se fue del FC Cartagena tras una pretemporada en la que fue el máximo goleador del equipo, pero eso tampoco fue motivo para poder quedarse «yo en ese momento hubiera merecido un poco más de oportunidades y no me las dieron, pero eso no me supone tener rencor ninguno con nadie».

Asegura que el hecho de que Alberto Monteagudo esté en el banquillo del FC Cartagena ha sido otro de los motivos que ha decantado su decisión de fichar por el equipo, pues fue con el albaceteño con el que conseguía cuajar una gran primera vuelta en su etapa en La Roda «ha tenido un porcentaje alto de decisión mía. A Alberto lo conozco, sé como juega y el tipo de grupo que quiere llevar, además de la confianza personal que tengo con él. Todo va unido al estilo de juego que tenía, que me iba muy bien y espero que me siga yendo tan bien».

No cree que el estilo que decida el preparador sea excluyente para ningún delantero «en todos los puestos hay competitividad. Si tienes dos jugadores que están en buena forma, el estilo se puede adaptar a ellos. Yo vengo a trabajar y a jugar todos los minutos que pueda».

Dice que la aventura en Escocia de los últimos meses -jugó en el Dundee de la Primera escocesa- fue una «mala experiencia a nivel futbolístico al no jugar demasiados minutos. Vuelvo a casa y me van a exigir siendo de casa o de fuera. Espero dar de mi parte lo que pueda».

Por último dijo que firmaba ahora mismo lo que pudo hacer en La Roda hace unas temporadas «ojalá pudiera repetir los 15 goles en 19 partidos de aquel año».

Marcado acento cartagenero

Belmonte, por su parte, considera que Arturo «es el buque insignia para muchos y una alegría para nosotros». Añade que el jugador ha sido muy insistente para conocer qué propuesta se preparaba «se cercioró de que el proyecto es importante», y además destaca Belmonte que tiene esta plantilla «marcado acento cartagenero, con tres jugadores de la tierra, como Arturo, Verdú y Sergio Jiménez, futbolistas ´top´ de la categoría para colocarnos lo más arriba posible. Le deseo toda la suerte del mundo a Arturo».