¿A qué se dedica usted deportivamente?

Ahora hago duatlón y triatlón, pero competí en ciclismo desde los 14 años. Después hice maratones y medias maratones, y cuando empezó el triatlón, ya me metí de lleno en esto, pero entre medias también he jugado al tenis y al fútbol sala, y fui socio fundador del Club de Tenis Los Álamos. Me iba corriendo al club, que está a seis kilómetros de Lorca, jugaba al tenis o al fútbol sala, y me volvía corriendo a casa para aprovechar el tiempo.

¿Pero de niño hacía deporte o ha sido de mayor?

Sí, toda mi vida. Con ocho o nueve años implicaba a mis amigos en unas olimpiadas que organizaba. Incluso hacía yo mismo las medallas, pedía recortes de plomo en los talleres de fontanería, las fundía con un vaso metálico y las hacía; luego las pintaba de oro, plata y bronce. También hacíamos carreras en el casco antiguo de Lorca porque entonces apenas había coches.

En aquella época, porque hablamos de la década de los setenta, no hacía tanta gente deporte como ahora.

No, pero yo no paraba. Me tiré mucho tiempo queriendo conseguir una bicicleta, mi padre no me la quería comprar. Al final me hice con una de segunda mano con trece años y empecé a darle al ciclismo junto a un amigo.

¿Y cómo se la compró?

Se la compré a un amigo que me dio facilidades para pagársela. Me costó 3.500 pesetas, que tampoco fue un capital. Mi padre me iba dando pequeñas cantidades y así conseguí el dinero.

Ahora le han reconocido con el premio al deportista popular de la Gala del Deporte de Lorca.

Sí, es porque llevo 42 años dedicado al deporte, pero ojo, yo no me lo tomo como popular porque voy a las carreras a darlo todo. Durante 30 años de mi vida no he tenido tiempo para poder preparar las pruebas, he tenido que trabajar en una tienda 12 horas diarias [Tienda Victoriano, que era de su padre] y entrenaba a mediodía y por las noches. Ahora tenemos una tienda multiprecio y en los últimos cinco o seis años hacemos turnos y puedo entrenar, por eso ha sido ahora cuando he conseguido dos medallas de bronce de duatlón sprint en los Campeonatos de España y también me quedé cuarto en larga distancia.

Vamos, que se inventó los turnos para entrenar.

Es que tenemos un horario muy extenso y por eso ideamos turnos de mañana y tarde, porque ya somos mayorcicos y no queremos estar trabajando tanto. Después de mucho tiempo trabajando mucho, ya era hora.

¿Alguna vez ha sufrido lesiones graves?

Hace cinco o seis años sufrí una lesión muy grave, un accidente en el trabajo y me rompí el carcáneo. El traumatólogo me dijo que no iba a poder correr, que solo iba a poder andar en bicicleta, pero gracias al doctor Morillas, que me fracturó la escayola para que tuviera un poco de juego en el tobillo durante la recuperación y mi voluntad de empezar a correr, he vuelto. A los seis días de operarme ya hacía rodillo.

¿En las categorías de veteranos también se pica mucho la gente o se lo toman con tranquilidad?

Ya te digo, se hacen esfuerzos al cien por cien, al límite. Das todo lo que tu corazón y tu cuerpo puede. Los que corremos nos conocemos, sabemos lo que cada uno da de sí y tratamos de ganar como sea. Además, desde que tengo a Alfonso Martínez como entrenador pese a que tengo más edad, mis marcas van mejorando.

¿Alguna vez se ha lanzado a un gran reto?

Bueno, hice las nueve primeras marchas cicloturistas de Moratalla y después un par más. También he hecho la Quebrantahuesos cinco veces, La Marmotte en Los Alpes [174 kilómetros] y también hice un reto, que fue correr un sábado la Quebrantahuesos, desplazarnos 300 kilómetros hasta Andorra, y al día siguiente hacer la Transpirenaica, en la que se sube el puerto de Envalira, el más alto de los Pirineos. Recientemente también hice los 101 kilómetros de Ronda en la modalidad de duatlón, que nos metieron 18 kilómetros de carrera a pie inhumanos. Pero estas son como aventuras, no competiciones. Participo en distancias más cortas porque soy muy competitivo.

¿Pero siempre ha sido así?

Siempre, desde pequeño. En los Juegos Deportivos del Guadalentín hubo un año que me apunté en todas las actividades excepto a la Marcha Nocturna andando.

¿Hasta cuándo?

Antes de la lesión del talón yo era de que los que pensaba que nunca me iba a pasar nada, pero ahora estoy corriendo unas 25 pruebas anuales y los compañeros me dicen que estoy loco. No sé cuándo el cuerpo puede decir hasta aquí hemos llegado.

¿Hizo muchas maratones en su época de corredor?

Empecé porque me enteré de que iban a hacer el maratón de Lorca, pero solo con un mes de tiempo no te puedes preparar una carrera así. Me quedé a tres kilómetros de la meta, acostado en la cuneta, y dio la casualidad de que pasó mi hermano y me llevó a casa. Después llegué a hacer 2 horas y 36 minutos, que para lo que sabíamos de preparación estaba muy bien, pero entonces tuve un entrenador que me hizo jurar que iba a cumplir el entrenamiento a rajatabla pese a las limitaciones del trabajo. La verdad es que progresé bastante y en media maratón me quedé en 1 hora y 11 minutos.

¿Sus hijos también hacen deporte?

Qué va, no me han salido deportistas ninguno de los dos. El mayor corrió algún duatlón, pero se ponía nerviosísimo, todo lo contrario que me pasa a mí, que voy a una carrera como si fuera a cenar con los amigos porque me encanta correr y competir.

¿Su familia le apoya?

Mi mujer siempre me ha apoyado y me ha ayudado mucho. Hasta hace tres años tenía un hermano que me acompañaba a todos lados y era mi compañero, pero falleció de leucemia. Cada vez que subo a un podio pienso en él.

¿Y le cuesta mucho dinero al año este hobby?

Bueno, el club me paga las inscripciones, aunque a veces lo hago yo porque no me gusta abusar porque corro muchas pruebas. Y a nivel de material no me gasto mucho porque mi bicicleta, que es una Maddona con la que corría Armstrong el Tour, la tengo ya 18 años. Le he cambiado las ruedas y las manetas, pero el cuadro es indestructible, estoy adaptado a él y realmente los gastos llegan por los viajes.