­¿Qué Cartagena veremos en las dos próximas jornadas a domicilio? Esa es una de las preguntas que todos nos hacemos justo cuando el equipo vuelve a ganar en casa por tercera semana consecutiva y ahora le toca hacerlo a domicilio, algo que aún no ha sucedido transcurridas ya nueve jornadas de liga. Al problema del FC Cartagena se le puede denominar como el título de la novela de Stevenson ´El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde´. Como aquel personaje literario, el equipo que dirige Víctor Fernández sufre un trastorno en su personalidad -llamémosle estilo de juego-, dependiendo de si está en su campo o en terreno extraño.

Aunque con algunas lagunas en el enfrentamiento del pasado domingo ante el Real Jaén, lo que ha venido ofreciendo el bloque cartagenerista en sus cinco partidos en el Cartagonova -una derrota, un empate y tres triunfos- es un fútbol en el que todo orbita alrededor del balón, la posesión, el pase corto y las continuas llegadas al marco contrario. Así sucedió en el primer partido ante el Linares, que aunque perdió, el FC Cartagena empezó a dar síntomas de que su fútbol no era simple y estéril como otros muchos equipos de la categoría. Ante el Almería B o frente al Jumilla la plantilla albinegra confirmó que aquello no había sido flor de un día y corroboró que cuando se domina el partido y se crean ocasiones, lo más normal -no siempre es así- es que se ganen los encuentros. Ante el Real Jaén, a pesar de que el equipo andaluz fue mejor, los albinegros supieron sacar partido de la calidad de algunos de sus efectivos para sobreponerse al rival y acabar venciendo el choque.

Por contra, el bloque entrenado por Víctor Fernández no ha aprobado nunca sus deberes cuando ha tenido que afrontar sus enfrentamientos a domicilio. Aunque contra el Cádiz fue capaz de igualar un 2-0 en contra, sufrió demasiado en defensa, y evidenció graves problemas en medio campo. Algo similar le aconteció en la siguiente jornada fuera de casa, contra el Sevilla Atlético. Solo reaccionó en la segunda parte cuando el técnico decidió dar entrada a Rivero que dio templanza y seguridad a un equipo desarmado. Aún así, igualaron el choque en los últimos minutos y dieron una sensación amarga de un fútbol sin chispa.

La derrota frente al Mérida probablemente fue la que dejó a todos los aficionados con peor sabor de boca. Y es que los albinegros se olvidaron de las consignas que sí les valen para los choques en su campo y volvieron a ser un equipo indolente, sin actitud y superados por el que se convertía en líder de la categoría esa jornada. Por último en el enfrentamiento de hace 10 días ante el UCAM Murcia, los cartageneristas no despejaron duda alguna. Es cierto que estuvieron mermados por jugar con uno menos, pero volvieron a ejercer el papel de segundón, sin personalidad ni esa confianza que les da su juego en el Cartagonova.

Hace dos temporadas ocurrió algo similar al equipo entonces dirigido por Luis G. Tevenet -ahora en Segunda con el Huesca-. Aquel equipo también tenía futbolistas de clase como Antoñito, Menudo, Fernando, Marcos, Riau, Segura o De Lerma.

Tras un arranque titubeante los albinegros modificaron su sistema. Se hicieron más fuertes en el centro del campo y más consistentes en defensa y los resultados, a partir de la quinta jornada, empezaron a llegar -cinco victorias a domicilio en la primera vuelta.

La duda, por tanto, se plantea ahora con el método empleado por Víctor Fernández. El técnico ha insistido, cada vez que se le ha preguntado, si los resultados le harán claudicar en su fórmula de fútbol, para ser un equipo más práctico, y el exjugador albinegro asegura que no cambiará su filosofía, aunque queda abierto a posibles ´adaptaciones´ según el momento y el rival.

Los dos encuentros que juega el FC Cartagena lejos de casa contra dos rivales que no andan nada finos, al igual que les sucede a ellos, pueden actuar como doble filo. En caso de ´rascar´ cuatro o seis puntos el FC Cartagena despegará en la clasificación y, probablemente, se empiece a hablar de otro equipo. Pero si se lleva dos tropiezos, Víctor Fernández comenzará a escuchar muchas voces disonantes que pongan en duda si afronta el equipo con la actitud suficiente sus choques fuera de casa y hay que cambiar algo para que esto no suceda.