¿Cuándo empezó con el judo?

Empecé a hacer judo con once años y, lógicamente, antes había jugado al fútbol, pero rápidamente me di cuenta que era el judo lo que me apasionaba.

¿Tan malo era jugando al fútbol?

Evidentemente no era bueno, pero en aquella época poca gente hacía judo y yo me sentía importante, me lo pasaba bomba. No era muy buen competidor, recuerdo que no solía ganar muchos combates, pero sí que siempre he sido muy luchador.

¿Y competitivo?

La verdad es que sí, por eso he vuelto a competir ahora. En las cosas que hago me gusta ser el mejor.

¿Cuándo lo dejó?

Muy joven por lesiones deportivas. Con 25 años sufrí una lesión esquiando y luego me rompí el ligamento cruzado jugando al fútbol con los amigos. Estoy operado de las dos rodillas y no ha sido haciendo judo, un deporte donde apenas he sufrido lesiones porque no es realmente lesivo, es fuerte, de mucho contacto, pero no provoca lesiones. El año pasado tuvimos en nuestras escuelas 300 niños y ninguno se lesionó.

¿Llegó a ser campeón de España?

Nunca, lo máximo que conseguí fue un séptimo puesto en un Campeonato de España absoluto.

¿Se le ha dado mejor entrenar que competir?

Muchísimo mejor porque tengo alumnos que han sido campeones de España y que han estado en Mundiales, algo de lo que me siento muy orgulloso.

¿Hay mucha competencia entre los judocas veteranos?

Cuando volví a competir en veteranos hace seis años, pensaba que todo iba a ser más fácil, que iba a ser llegar y arrasar. En el primer Campeonato de Europa pensé que me iba a encontrar cuatro viejos y no gané ningún combate. En los últimos seis años he tenido que entrenar cada día más y empecé a rozar la medalla en 2013, pero todo a costa de un entrenamiento muy duro para la edad que tengo.

¿Qué le llamó a volver a competir?

Que siempre me ha gustado la competición. De hecho, cuando la dejé, al margen de ser entrenador, me hice árbitro para seguir en contacto. Abandoné el arbitraje porque empecé a tener muchos alumnos de gran nivel y ahora solo pienso en seguir competiendo hasta que el cuerpo me aguante, como un judoca que ha estado en este Mundial con 80 años.

¿Y qué ha cambiado para que esta temporada haya ganado el Mundial?

Sabía que éste era mi año porque llevaba dos preparando el salto a la categoría en la que estoy actualmente. Además, hice una preparación específica para el Campeonato de Europa, donde quedé tercero. Pensé que ese era mi techo y sinceramente no pesanba que el Mundial se me fuera a dar tan bien, ya que también sufrí una lesión de tobillo y no estaba bien preparado.

Pero después de no ganar ni un combate en el primer campeonato, ¿no pensó en dejarlo?

Es que me gusta, soy competidor. Un judoca al que no le guste la competición no hubiera vuelto. De hecho tengo alumnos míos que han ido a campeonatos, han perdido y no han vuelto porque han pensado ‘qué hago yo aquí a mi edad’. Sin embargo, a mí me encanta, me siento joven competiendo.

¿El suyo no es un capricho algo caro con tantos viajes?

Me he dejado una pasta porque he tenido que ir a muchos torneos y no recibimos ni una ayuda. Para nosotros sería una pasada encontrar un patrocinador.

¿Y cómo se convirtió en profesor?

Cuando llegué a Murcia probé en varios clubes y al final decidió montar uno mi padre. A mí me encantaba dar clase y ayudaba a mis entrenadores cuando era alumno.

¿Cuesta mucho captar niños para el judo con tanta competencia como hay?

Falta más cultura deportiva. Por ejemplo, he leído recientemente que todos los niños saben utilizar una tablet, pero muy pocos saben hacer una voltereta. Las PlayStation están arruinando la vida deportiva de muchos niños. Hay mucha oferta deportiva, pero también hay mucha competencia extradeportiva. Las tablet y el móvil son los peores enemigos del deporte.

¿Tienen muchos niños actualmente?

Acabamos de empezar el curso, pero el pasado lo acabamos con 350 alumnos entre las escuelas de Puente Tocinos, El Palmar, Torreagüera y el Judo Club Ciudad de Murcia, que ahora mismo es el más importante de la Región.

¿Le perjudica mucho al judo que haya muchas clases de artes marciales?

No nos hace mucho daño porque la gente es inteligente. Es posible que a una persona que no entiende de qué va, la convenzas tres meses, pero enseguida se dan cuenta de qué deporte es serio.

¿Su hijo sigue sus pasos?

Hasta el momento había compaginado el judo con el fútbol, pero después de ser campeón regional, se ha animado a seguir y, por suerte, ha salido a mí, que no es muy bueno jugando al fútbol.