Marcial Sánchez de Egea es un exfutbolista que nació en Calasparra en 1929, llegó a disputar dos temporadas con el Real Murcia en Segunda División a principios de los años cincuenta y después fue traspasado a Las Palmas por 375.000 pesetas con Manuel Guillén Cerezo como presidente de la entidad grana. El sábado en Nueva Condomina se verán las caras el Murcia y la UD Las Palmas y Marcial prefiere no hacer predicciones, ya que, aunque no ha seguido vinculado al mundo del fútbol, tiene claro que se trata de dos equipos «muy irregulares».

Marcial acaba de publicar hace muy poco tiempo un libro bajo el título ´Relatos vestido de amarillo´ en el que relata sus distintas experiencias a lo largo de seis años militando en Primera División con el conjunto insular. Vistó la camiseta grana durante las temporadas 1952-1953 y 1953-1954 para marcharse después a las islas y mantenerse en activo como uno de los laterales zurdos de postín que había en Primera hasta la campaña 1959-1960 en la que decidió colgar las botas y dedicarse a sus aficiones.

Aunque nació en Calasparra, Marcial creció en el barrio de Santa Isabel de la capital murciana y confiensa que no tuvo que darle muchas vueltas para aceptar la propuesta y terminar fichando por el club canario: «En aquella época el Real Madrid se interesó por mí y desde el Murcia cifraron mi traspaso en dos millones de pesetas, por lo que los blancos se retiraron de la puja y la mejor opción para el club entonces era ingresar 375.000 pesetas si yo aceptaba. Al final me fue porque quería triunfar en Primera División como futbolista profesional y la verdad es que tuve el placer y el privilegio de enfrentarme, y muchas veces tratar de frenar, a la mejor delantera en la historia del Madrid formada por Di Stéfano, Gento y Puskas». En el equipo grana del que formaba parte Marcial, también militaron algunos históricos de la entidad como Gómez, Martín, Bazaco y Amaro.

No obstante han sido muy pocos los canarios que han vestido la camiseta grana. Casi ninguno llegó directamente, bien de Las Palmas, bien del Tenerife y casi todos procedentes de otros estamentos. Una excepción fue el caso de Vera Palmer, que rindió mucho durante las cinco temporadas en la década de los 60 que pasó como murcianista. Como Antonio Rincón, canarión de pro, que después de ser un ave migratoria, aquí vive en la Región como un murciano más y el primero en defender esta tierra.

Confiensa Marcial que llegó lesionado a Las Palmas desde el club murciano: «Cuando el Murcia me traspasó llegué lesionado con unos dolores de espalda muy fuertes que no fueron capaces de curarme ni los médicos de un club ni de otro. Me daban radioterapia y así lograba aliviar el dolor. Al final en Barcelona me explicaron que las molestias eran furto de tener una vértebra rota, por lo que tuve que pasar por el quirófano para evitar cosas desagradables».

Se trata de una persona muy conocida en Las Palmas porque ha sido un hombre muy polifácetico. Ha sido presidente de filiales de la entidad amarilla, jugador de tenis, presidente por tanto del Club de Tenis Gran Canaria, poeta, pintor, y ahora escritor. También ha sido el fundador y fue presidente de la Casa de Murcia. Todo son alicientes para estar atento al desarrollo del encuentro del sábado, pero a buen seguro que el partido del lo seguirá con el corazón partido, una mitad estará con los granas y la otra parte con los insulares.