­Los jugadores del Caravaca CF terminaron el choque que les enfrentó ayer al CD Alcalá entre abrazos y lágrimas. La plantilla blanca era consciente que la victoria frente al equipo sevillano, rival directo en la lucha por el descenso, les sirve para casi certificar su permanencia en la categoría de bronce del fútbol español. La diferencia de 8 puntos con el primer equipo que descendería hace que el Caravaca afronte la recta final de la liga sabiendo que ha hecho los deberes.

El público acudió en masa para apoyar a los suyos lo que hizo del Municipal de San Sebastián una olla a presión en contra de los murcianos. El partido contra los alcalareños no fue brillante. Ambos equipos se respetaban sobre el terreno de juego conscientes de que un traspiés les haría candidatos al descenso teniendo que realizar un esfuerzo extra en las últimas jornadas. Eso provocó que los dos equipos buscaran el control del esférico en demasía renunciando al ataque. La consecuencia fue una primera parte aburrida. No hubo ocasiones claras hasta la recta final de los primeros cuarenta y cinco minutos. Mustafá tuvo la primera para los locales y Andrés hizo la réplica para los caravaqueños en el tiempo de descuento cuando ejecutó una falta enviando el balón a la escuadra izquierda de la portería rival.

La segunda parte comenzó con retraso debido a un problema con la red de la portería que defendería el CD Alcalá. Los equipos saltaron con la misma actitud que en la primera parte haciendo presagiar otros 45 minutos aburridos. Sin embargo Pulido derribó dentro del área a Andrés a los quince minutos de la reanudación provocando el penalti a favor del Caravaca y la consiguiente expulsión del defensa sevillano. Alfonso se encargó de materializar la pena máxima y desequilibró en choque.

Con superioridad numérica y el marcador a favor se esperaba que el Caravaca buscara la sentencia pero por el contrario el equipo local reaccionó y encerró a los caravaqueños en su área. El meta blanco Manolo se convirtió en una pieza clave en el triunfo al atajar hasta tres balones claros que tomaron rumbo a puerta.

Si el Caravaca lo estaba pasando mal, a los 77 minutos de juego se le ponía un poco más cuesta arriba el encuentro con la expulsión de Alfonso. El zaguero vio la segunda tarjeta amarilla al trabar la progresión de Mustafá cuando el delantero se disponía a encarar a Manolo. El lanzamiento de la falta posterior, situada al borde del área, lo estrelló Ángel Luis en la barrera. El equipo del Noroeste supo defender el resultado en los minutos finales a pesar de la presión. El pitido final dio lugar a una celebración que sonó a gloria.