Christian Scott y Madeleine Peyroux clausuran hoy el Cartagena Jazz Festival, con un programa doble en el que ambos artistas presentarán sus discos nuevos.

De Christian Scott se ha dicho que «con él comienza la nueva era del jazz», que es «el arquitecto de una nueva fusión» y lo han catalogado como «el dios joven del jazz». Viene a presentar Strech Music. Madeleine Peyroux, con la complicidad de los dos músicos que la han acompañado en los últimos años por todo el mundo, el guitarrista Jon Herington y el contrabajista Barak Mori, presentará su Secular Hymns, una conmovedora obra llena de melodías en las que realiza una cautivadora mezcla de funk, blues y jazz.

El sonido de la sorpresa

Christian Scott es un trompetista que bebió de las fuentes del jazz en su Nueva Orleans natal para desarrollar un estilo propio, asumiendo el riesgo de ser el adalid de las nuevas tendencias del jazz. Conocido como Christian Scott aTunde Adjuah, ha ganado en dos ocasiones el premio Edison y ha sido nominado al Grammy por Rewind That, su disco debut. La revista Billboard lo calificó como «el más notable estreno en el género que se ha visto en la última década» y lo incluyó en la lista del 2006 de nombres a tener muy en cuenta.

Desde el 2002, ha publicado siete discos de estudio aclamados por la crítica y dos álbumes en vivo. Según la NPR, la radio nacional de Estados Unidos, «Christian Scott marca el comienzo de una nueva era del jazz». También es conocido por enfatizar la respiración sobre la vibración en una técnica conocida como ´el susurro´ y es considerado como uno de los padres del Strech Music, un género con raíces en el jazz, que intenta estrechar el ritmo, las melodías y las convenciones armónicas para abarcar otras formas, lenguajes y culturas.

Scott ha servido además de inspiración para el personaje de Delmond Lambreaux de la serie Treme de HBO. El artista también está involucrado en diferentes causas de ayuda a la sociedad, dedicando su tiempo y talento a distintas organizaciones. Por ello, la revista Ebony le ha reconocido como uno de los 30 líderes jóvenes a seguir. Pertenece a Guardians Institute, una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es mantener la cultura en zonas de bajos recursos. Scott ha apoyado el programa ofreciendo clases privadas, repartiendo libros, reuniendo fondos y donando instrumentos musicales. Christian Scott es abrumador e intenso. Y en él, el jazz es el sonido de la sorpresa.

Himnos íntimos y personales

Tras Scott aparecerá en el escenario del Nuevo Teatro Circo Madeleine Peyroux. Veinte años después de su debut discográfico, Madeleine Peyroux (Georgia, Estados Unidos, 1974) mantiene inquebrantable su hechizo. Junto al guitarrista Jon Herington y el contrabajista Barak Mori, la norteamericana acaba de publicar Secular Hymns, una conmovedora obra maestra llena de melodías en las que se realiza una cautivadora mezcla de funk, blues y jazz. El disco fue grabado en una iglesia del siglo XII de Oxfordshire (Inglaterra). Con su expresiva y seductora voz, Peyroux viene a Cartagena con un trabajo de versiones en las que hace suyas las melodías de canciones de grandes artistas del blues con temas escritos por Willie Dixon, Lil Green, Tom Waits, Townes Van Zandt, Allen Toussaint y el considerado como el primer gran compositor americano, Stephen Foster. «La música ha sido mi vida espiritual -dice-, por lo que estas canciones son himnos. Himnos seculares íntimos y personales».

Peyrouux se formó como músico en su adolescencia, en las calles de París. A los 23 años, tras sacar su primer disco, se dio a la fuga. No reaparecería hasta ocho años después. En ese tiempo perdió la voz, se compró una camioneta y emprendió un peregrinaje de camarera por Atlanta, Nashville, Nueva York. Su leyenda dice que tiende a desaparecer entre cada uno de sus discos, pero esta noche no faltará a su cita para despedir una nueva edición del Cartagena Jazz Festival.

La jornada del sábado comenzará a las doce y media de la tarde en la plaza del Icue con Marching Band, que se encargará de acercar al público el repertorio de la tradición de Nueva Orleans. Está integrada por miembros de la Big Band Cotijazz, que han preparado un espectáculo interactivo y participativo para niños y mayores para acercar la música de jazz a los más jóvenes a través de su cara más amable.