La Sala Verónicas se rinde ante los grandes nombres de la historia de la música a través de la obra de Eduardo Balanza. El murciano expone Maestros, en la que mezcla lo clásico y lo contemporáneo, desde la música sacra a la cultura de los clubes.

La exposición, que se podrá ver hasta el próximo mes de enero, hace un recorrido desde la Edad Media al siglo XXI, e incluye desde la música medieval al techno del Underground Resistance de Detroit. El artista toma el órgano catedralicio como punto de partida y construye un relato histórico con este instrumento que sirve como catalizador del 'espíritu' de cada época. Balanza traza un puente entre lo analógico y lo digital, parte de la música sacra, representada por el órgano de tubos, y guía al visitante hasta la música electrónica, la cultura dance y los clubes.

«La creación de proyectos específicos es una constante en la programación de la Sala Verónicas, uno de los espacios emblemáticos de la Región y un referente nacional dentro del arte contemporáneo. Muestra de ello son los artistas que han mostrado aquí sus obras, entre quienes se encuentran Concha Jerez, ganadora del último Premio Nacional de Artes Plásticas, Daniel Canogar, Pablo Genovés, Ángel Haro o FOD», destacó la consejera de Cultura y Portavocía, Noelia Arroyo, en la presentación de la muestra.

Diferentes espacios

La exposición Maestros se articula en torno a diferentes espacios, todos ellos protagonizados por diferentes modelos de teclados. En el altar mayor el visitante encontrará un órgano inspirado en el de la Catedral de Murcia que, a la vez, presenta una referencia al techno de Detroit.

De un piano de cola asoman cintas de VHS que invitan a pensar en sus tres siglas, 'vicio', 'hedonismo' y 'sexo'. Reproducciones de pianos y consolas Moog son una constante en el espacio. Unas cintas de casete invitan a pensar en Bach, a la vez que recuerdan la banda británica New Order, poniendo de nuevo al mismo nivel a clásicos y contemporáneos. Al adentrarse en el coro bajo de la antigua iglesia vuelven las alusiones a los grandes ballets de San Petersburgo, a las cintas de música y a la radio como santuario. Este último espacio será donde se desarrollen a lo largo de los próximos meses las performances y sesiones radiofónicas de forma puntual.