Don Francisco Vallecillo Pecino (pregonero del Festival de La Unión en 1981) fue amigo personal del cantaor sevillano Antonio Mairena y del cartagenero Antonio Piñana, padre. A partir de los años setenta tuvimos la ocasión de conversar, en varias ocasiones, con el señor Vallecillo. Por su carácter reconocimos la enorme categoría humana que derrochaba, aunando, al mismo tiempo, una acreditada personalidad y gran saber en esto del flamenco; fue fundador y presidente de la Tertulia Flamenca de Ceuta, simultaneando la dirección de la revista Flamenco, y asesor cultural de la Junta de Andalucía. En aquel tiempo fueron varias las ocasiones en las que le solicitamos al señor Vallecillo que nos pusiera al corriente de todo aquello que concernía a la llamada 'Llave de Oro del Flamenco', ya que su gran amigo Mairena era quien, en ese momento, la tenía en propiedad.

Y la verdad dada nuestra ignorancia, teníamos interés en saber qué cantes debía de conocer un/a cantaor/a para ser acreedor/a de tan simbólico galardón, especialmente porque nos rondaba la duda de qué cantes (cuántos) debía conoce los artistas que recibiera en propiedad la codiciada Llave, y si ésta debía de conseguirla mediante un concurso. El señor Vallecillo nos remitió a un artículo publicado en su revista bajo el título La Llave de Oro del Cante, del mes de noviembre de 1974, firmado por 'Guiyabao', donde el autor decía que «los participantes fueron poco numerosos en razón a las severas razones de entrada. Cada concursante debía cantar bien y en su auténtica versión los cantes siguientes: Tonás grandes y chicas, Deblas, dos cantes a su elección y tres diferentes estilos de Soleares y Seguiriyas a elegir de la siguiente lista: Soleares de la Serneta, Joaquín de la Paula, Enrique el Mellizo, Frijones, Juaniquí, Paquirri, antiguos estilos de Ttriana, de Utrera y Alcalá; y Seguiriyas de El Fillo, El Nitri, Manuel Cagancho, Curro Dulce, El Marruro; Manuel Torre; Paco La Luz, Loco Mateo, Silverio, Manuel Molina y Francisco La Perla». De una primera lectura le hicimos al señor Vallecillo la siguiente pregunta, ¿por qué para conseguir la Llave de Oro del Flamenco sólo debían interpretarse los cantes andaluces habiendo, como hay, varios estilos autóctonos de otras regiones de España? De nuevo don Francisco nos remitió al artículo, y la respuesta fue que «pocos cantaores existían en ese momento, que conozcan estos cantes se refería a los estilos andaluces ya mencionados y menos son los que pueden cantarlos bien. Al concurso se presentaron únicamente, además de Mairena, Fosforito, Juanito Varea, Chocolate y Platerito de Alcalá». Al final, como se explicita en el artículo, «después de tres días de competición Mairena se mostró, de lejos, superior, a los otros concursantes. Pocas dudas habían, incluso antes del concurso, que Mairena era el mejor, y el más completo cantaor del momento y la Llave de Oro no hizo otra cosa que consolidar una posición ya existente?». Repasado una y otra vez el artículo, nos rondaba otra duda la cual se la hicimos saber al señor Vallecillo, preguntándole ¿por qué se entrega una llave, de oro, sinónimo de saber y máximo conocimiento de todos los estilos conocidos, a un cantaor que sólo ha de interpretar once cantes (todos ellos andaluces), cuando en el flamenco existen más de doscientos estilos diferentes, la mayoría originarios de Andalucía y otra gran parte fueron creados por insignes cantaores en otras regiones de España como Extremadura, Castilla la Mancha y Murcia? La respuesta dada por el señor Vallecillo, evidentemente, tenía cierto sentido, pues nos decía que «históricamente las otras dos llaves concedidas (al Nitri y a Vallejo) lo que pretendían era poner en valor el 'cante gitano andaluz', y, por ello, que el galardón recibido por Antonio Mairena seguía esa misma trayectoria».

Actualmente Fosforito tiene en su poder la Llave de Oro del Flamenco como símbolo del cante andaluz. Y, mientras tanto, los cantes de nuestra Región: Minera, Cartagena, Murciana, Ferreña; tarantas, tarantillas, malagueñas, levantica, fandango y verdial minero, aparentemente han quedado en el cajón del olvido; y, por ello, al ser importantísimo dar la máxima difusión a estos cantes, creemos que se impone conceder, mediante un concurso, un trofeo 'simbólico' al cantaor que interprete, en su máxima expresión y pureza, los Cantes de Levante de la Región de Murcia.