La historia de Los Pistones es una historia de desencuentros. Siempre que el grupo parecía que iba a explotar comercialmente, sucedía algo. Jamás ha habido un reconocimiento para Ricardo Chirinos, ni ha habido una cita certera hacia Ambite. Autores de temas tan significativos como Las siete menos cuarto o Te brillan los ojos quizá a muchos les suene sólo el grupo por el disco Persecución, que contiene su canción más exitosa, El Pistolero, pero también una de las canciones más bonitas del power pop español: Lo que quieras oír.

¿Qué tenía que pasar para que os subierais de nuevo a un escenario en abril en Joy Eslava?

La verdad, hemos resucitado varias veces y también nos disolvimos por la sencilla razón de que no nos convencía demasiado lo que veíamos a nuestro alrededor. En esta ocasión todo ha surgido de la idea de Manu R. Morales, nuestro manager y productor. Él regentaba un local de actuaciones en Madrid y se le ocurrió la idea de hacer un par de conciertos, ya que creía que podía ser buen momento para nuestra vuelta. Fueron un gran éxito, y al ver los resultados, decidió embarcarse en un largo proceso de reconstrucción de mas de dos años, que nos ha llevado hasta aquí y del que estamos encantados de la aceptación que esta teniendo.

¿Cómo fue el reencuentro con Pistones?

El rencuentro con la banda después de tantos años es algo que no se puede explicar con palabras, aunque he de decir que un artista o compositor no deja de serlo por estar fuera del circuito mediático; es algo que lleva hasta la tumba.

Recientemente habéis tocado en Bilbao; ahora en Murcia. ¿Os han hecho ofertas para tocar en festivales este verano?

Recibimos ofertas de varios tipos, entre las que se encuentran los festivales. Este año la idea es preparar bien el lanzamiento para el otoño. Seguramente nos subamos al carro de los festivales el año que viene, porque en general suelen ser producciones de nivel que aglutinan propuestas interesantes, entre las que sería un placer estar.

La historia de Los Pistones es la de varios desencuentros, pero, ¿el desencuentro fundamental de Los Pistones es con la crítica?

La verdad no creemos que nosotros hayamos sido de los grupos peor tratados por la crítica. Pero también creo que un artista debe estar convencido de su obra e importarle la acogida que tenga entre su público.

Antes se movía a los grupos de una forma más personal; ahora a través de las redes sociales. ¿Cómo os sentís en esta vorágine que lo ha cambiado casi todo?

La redes y métodos actuales de llegar al público objetivo nos parecen una buena herramienta. Antes todo tenía que pasar sí o sí por el embudo de la industria a gran escala o no existía para nadie.

¿Cómo fue el trabajo en estudio de Persecución, que marcó vuestra carrera?

La grabación fue un sueño hecho realidad. Se juntaron muchos factores que dieron lugar a un gran disco, y también los productores tuvieron una parte importante de darle ese toque tan internacional. Creo que ese disco ha envejecido muy bien, y marcó un antes y un después en la historia de la banda.

Metadona es uno de vuestros clásicos. ¿Qué os inspiró?

Metadona es el reflejo de una de las muchas cosas que veíamos en aquellos días. La gente no estaba informada de los efectos secundarios de ciertas sustancias, y eso trajo a posteriori muchos damnificados.

¿Cómo vivió Pistones la movida desde dentro?

En los ochenta era todo muy alocado, y en realidad no éramos conscientes de lo que estaba pasando. Fuimos mas conscientes años después que en la época de la movida.

El Pistolero fue el gran éxito de Pistones. ¿Le debéis mucho a esa canción? ¿Fue un lastre?

El Pistolero es un tema al que le debemos mucho y del que no renegamos en absoluto. Quizá no es un verdadero reflejo del estilo general del grupo, pero es nuestra bandera y quizá una de las canciones más significativas de la movida, aunque haya que morirse para que estas cosas así se reconozcan.

Tras la gira de Persecución, ¿fue la mili lo que rompió la racha del grupo? ¿Qué ocurrió?

Nosotros tocamos el éxito con nuestro disco Persecución, y todo se disparó. Éramos muy jóvenes, y, después de una larga gira, yo me fui al servicio militar. Paramos y a mi vuelta retomamos la banda, pero quizá la magia de aquel éxito se había disipado, aunque nunca dejamos de hacer canciones y discos honestos. Gracias a eso podemos aún subirnos a un escenario y defender ese repertorio sin avergonzarnos de nada.

Te perdimos la pista después de En vivo mucho mejor (2001), de Ariel Rot. ¿Buscaste refugio para desaparecer del foco?

Cuando participé en el disco en directo de Ariel, fue porque él me lo pidió. Yo estaba ya inactivo a nivel profesional, porque sentía que tenía que hacer cosas importantes, como tener una familia y encauzar mi vida. Al principio no era fácil pasar inadvertido, pero con el tiempo uno va cambiando y la gente también se olvida, así que tampoco ha sido muy complicado.