Los Presupuestos de la Comunidad para este ejercicio, desde ayer a las tres de la tarde, ya son ley y el consejero de Hacienda cerró la sesión parlamentaria, asegurando que el Gobierno regional va a ser leal en su ejecución, una apreciación innecesaria, aunque poniendo peros ante posibles contradicciones y descuadres por las enmiendas de la oposición.

En una jornada histórica en la democracia regional, por primera vez al Ejecutivo no le gustan los presupuestos aprobados. El pluralismo político tiene esas cosas, que les cuesta entender a los partidarios de las mayorías absolutas y en especial al portavoz popular, Víctor Manuel Martínez.

Los Presupuestos son la ley más importante que se debate y aprueba en la Asamblea, donde reside la soberanía popular. Hasta ahora este debate ha sido un mero trámite porque, primero los socialistas y en los últimos veinte años los populares, iban sobrados de votos. La técnica utilizada por el titular de Hacienda de turno siempre fue la misma: cerrar el capitulo de gastos para contentar a cierto personal y mantener una red clientelar de cara a las elecciones y luego engordar la previsión de ingresos para cuadrar las cuentas. El resultado: ese déficit galopante que sufren autonomías y ayuntamientos, con el correspondiente pago de elevados intereses, lo que se conoce como carga financiera.

En esta ocasión han confluido diversos factores que han roto ese esquema. Un Ejecutivo regional en minoría y una oposición que en su gran mayoría estrenaba bancada y ha pagado la novatada. Las enmiendas al articulado son muy delicadas, por aquello de dónde quitas y dónde pones, y más si se hacen deprisa y corriendo con unas fiestas navideñas por medio y la resaca de unas elecciones generales que dejan abierto el futuro del Gobierno de la nación.

El quita y pon de las enmiendas al articulado siempre deja ronchas en los afectados, como ha sucedido en esta ocasión. Los populares, con sus insuficientes 22 diputados, podían haber optado por hablar con algún grupo de la oposición para sacar adelante el proyecto. Sin embargo, optaron por la alternativa de puentear a la Asamblea Regional, según reflejó en su intervención su portavoz. «Menos mal que sólo hay dos turnos de intervenciones regulados por tiempo en el debate plenario, si este hombre puede hablar tres veces hasta Ciudadanos cambia de opinión y devuelve el proyecto al Gobierno», se comentaba ayer en los pasillos de la Cámara.

Víctor Manuel, en un nuevo concepto de democracia parlamentaria, dejó bien claro que la soberanía popular reside en las organizaciones sociales, económicas, sindicales, agrarias, educativas... con las que el Gobierno de Pedro Antonio Sánchez ha negociado y pactado para elaborar el proyecto. En un tono de sermoneo, bronco y descalificante, explicó que los que dan y quitan son ellos, que los de la oposición son unos ignorantes, un contubernio de enemigos del PP y del progreso en la Región, que no quiere saber nada de Podemos, porque compartieron vuelo a Venezuela hace más de un año con proetarras, que a Ciudadanos le tienen engañado entre PSOE y Podemos... En resumidas cuentas, que a la mayoría opositora no se los puede dejar solos y que a la Asamblea se va al aplauso, al amén y al silencio, como en las Cortes franquistas.

Miguel Sánchez le recordó la corrupción, permitida y consentida por el PP, con el alcalde de Molina en los juzgados, y Urbina, de Podemos, habló de Acuamed, pero para el portavoz popular eso era lo de menos en el debate presupuestario.

Para Víctor Manuel sólo existía una cosa importante: el esfuerzo de Pedro Antonio por conseguir «los Presupuestos más sociales nunca elaborados». Esta perla también tiene su ostra, porque no deja en buen lugar a Valcárcel.

El santoral del calendario recoge que el lunes 25 fue la Conversión de San Pablo, cuando se cayó del caballo camino de Damasco. En estos nuevos tiempos, a algunos les cuesta mucho más bajarse del burro.