Hacía tiempo que Cristina veía cómo la situación del Mar Menor iba de mal en peor. Pero este verano, a principios de agosto, la aparición de algunos peces muertos en la orilla de la playa hizo que algo en ella saltara como una alarma. Esto, unido a la publicación en LA OPINIÓN de un artículo en el que el biólogo y catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia, Ángel Pérez Ruzafa, alertaba de que «el Mar Menor está en una situación límite, al borde de la muerte», hizo que Cristina Marín, natural de Archena y estudiante de Biología en Madrid que pasa sus veranos en La Manga, decidiera ponerse manos a la obra para intentar aportar su granito de arena para conseguir que las autoridades competentes comenzaran a trabajar y a salvar el Mar Menor.

«Al leer el artículo se me ocurrió la idea de iniciar una recogida de firmas en la plataforma Change.org, una manera cómoda y rápida, que tiene cierta influencia», explica a esta Redacción Cristina.

Preguntada por el motivo que le impulsó a dar este paso, la joven mantiene que sabe que hay iniciativas para recuperar el Mar Menor, pero «todas son a largo plazo, como la instalación de filtros verdes para 2017 u otras acciones de cara a 2020, pero eso es demasiado tarde y decidí hacer esto para intentar meter un poco de prisa a la Administración», añade.

Dicho y hecho, la recogida de firmas se inició el pasado 14 de agosto y Cristina tiene previsto presentar hoy en la Asamblea Regional las más de 11.000 conseguidas, acompañadas de los respectivos comentarios que han dejado cada uno de los firmantes. Esta estudiante de Biología cree que no todo está perdido, «dado que el estado actual del ecosistema del Mar Menor tiene una alta capacidad de regeneración».

«Desde los años 50 nunca ha estado peor, si esto no se detiene, acabará mal», añade. Para Cristina lo prioritario es «lograr que se cumplan las leyes contra los vertidos de nitratos de las empresas del Campo de Cartagena, ya que no se hace». «Si esto no se regula y no se detienen los vertidos, no se solucionará nada», asegura. Asimismo, dice que «el siguiente paso a la muerte de los peces será la muerte del ecosistema y tendremos en la Región el segundo Mar Muerto».

De esta manera, Cristina acudirá hoy a la Asamblea y, junto a las más de 11.000 firmas presentadas, la joven aporta un escrito dirigido a la presidenta de esta institución, Rosa Peñalver, en el que, tras recordarle que el estado del ecosistema del Mar Menor «es crítico», le explica que «las algas verdes han proliferado de tal modo que han provocado el colapso de la cadena trófica, cuyas consecuencias, como la aparición de peces muertos en las orillas, han causado gran impacto a la población residente y a los turistas». Estas circunstancias le llevaron a iniciar la recogida de firmas con el objetivo de que «se aceleren los planes de recuperación del Mar Menor, tales como la instalación de filtros verdes en la desembocadura de las principales ramblas, o la revisión del cumplimiento de los puntos marcados por la Orden del 3 de marzo de 2009, de la consejería de Agricultura y Agua, por la que se establece el Programa de Actuación sobre la Zona Vulnerable correspondiente a los Acuíferos Cuaternario y Plioceno en el área definida por Zona Regable Oriental del Trasvase Tajo-Segura y el Sector Litoral del Mar Menor».

El problema de los nitratos

Cristina recuerda, tal y como apareció publicado en este periódico, que científicos y ecologistas coinciden en que la llegada incontrolada de nitratos a través de las ramblas son el principal problema del Mar Menor. Esta afluencia masiva de nutrientes ocasiona la proliferación de algas.

En dicho artículo los ecologistas apuntaban a que su origen radica en la agricultura de regadío. «La Administración tiene que hacer más control y labor de sensibilización sobre los agricultores o que éstos, al igual que hacen las industrias contaminantes, hagan un esfuerzo para contrarrestar el impacto negativo que generan», exponían los ecologistas. Aunque también matizaban que «las explotaciones agrarias, bien gestionadas y controladas, pueden convivir perfectamente con el Mar Menor».

Sobre ello Ruzafa apuntó que «al tratarse de entradas de agua que están focalizadas en la rambla de El Albujón, lo realmente necesario sería lograr que esos vertidos cargados de nutrientes no lleguen a la laguna, porque incluso serían negativos aunque viniesen completamente limpios».