LAURA SERRANO-CONDE SÁNCHEZ (EFE)

Las cotorras y las cigüeñas también pueden considerarse aves-plaga, aunque su acción es menor que en el caso de las tres anteriores.

La cotorra argentina, originaria de Sudamérica, mide cerca de 30 centímetros, pesa unos 130 gramos y el ruido y la suciedad que producen obliga a los ayuntamientos a contratar los servicios de empresas de control de plagas. Cartagena tiene una plaga de estas aves, que ha tomado varias de las palmeras de la plaza de los Héroes de Cavite y otras zonas de la ciudad

Madrid, Barcelona, Valencia y las Islas Canarias son los lugares que más sufren la acción de estos pájaros que, además de ser molestos para los ciudadanos, son especies invasoras que desplazan a otras aves autóctonas de sus hábitats, ha explicado la directora de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), Milagros Fernández de Lezeta.

Las ratas del aire

Las palomas, tradicionalmente consideradas como símbolo de paz, libertad y armonía, son llamadas por los expertos las "ratas del aire", ya que son las que más ensucian las ciudades, a pesar de lo cual miles de personas siguen alimentándolas.

Murcia, Madrid, Barcelona, Bilbao, Zaragoza, Valencia y Sevilla son las provincias más afectadas por plagas de palomas domésticas, aunque desde hace tiempo ya se están extendiendo hacia el resto de España.

Fernández de Lezeta ha indicado en declaraciones a Efe que las palomas encuentran cobijo en las ciudades porque estos hábitats son lugares muy atractivos por su temperatura y por la ausencia de los depredadores.

Su proliferación provoca importantes daños en el patrimonio urbano, porque ensucian los balcones, anidan en los tejados, obstruyen los canalones de los edificios y erosionan la piedra de las construcciones con sus defecaciones. Además de los importantes costes económicos, estas aves son portadoras de graves enfermedades como la ornitosis-psitacosis, (causada por la bacteria Clamidia psitaci), la salmonelosis (por la ingestión de alimentos contaminados por heces de paloma), la fiebre del Nilo Occidental (provocada por virus), la histoplasmosis o la criptococosis (contagiadas por hongos), ha señalado Rodríguez. Al mismo tiempo, ha distinguido otro tipo de enfermedades no infecciosas, como las alergias causadas por los ácaros o ectoparásitos que se alojan en las plumas de las palomas. Manuel Pizarro, veterinario especialista en aves, ha explicado que los criadores de palomas son los que más riesgo tienen de contagiarse, por el contacto directo que mantienen a diario con estas aves. Pizarro ha subrayado que la probabilidad de infección es baja, ya que éstas son enfermedades "muy raras y esporádicas", y los síntomas más comunes son la diarrea, los vómitos, la fiebre, los estornudos o el lagrimeo.

La gaviota, la segunda ave-plaga más importante, se aloja en las ciudades con acantilados, aunque desde hace algún tiempo empieza ya a anidar en todas las ciudades costeras. Murcia, Tenerife, Cartagena, Barcelona, Cádiz, y en especial en ciudades del norte, como Bilbao o Santander, son las que más sufren la acción de estas aves, tal y como ha explicado a Efe el gerente de la empresa de control de plagas "Monumenta Conservaciones", Óscar González.