Los astilleros públicos de Navantia aspiran a una cartera próxima a los 11.000 millones de euros. Para ello, la compañía pretende incrementar los ingresos ejecutando los programas en vigor, impulsando la contratación en los ámbitos militar nacional y de exportación, así como desarrollando modelos de negocio con mayor valor añadido.

La primera línea de actuación será atender las necesidades de la Armada Española mediante la consolidación del programa de Submarinos S-80, la construcción de Fragatas F-110, el buque BAM, las grandes carenas de los submarinos y un buque de transporte de material.

En segundo lugar, la compañía impulsará la actividad en el ámbito militar de exportación, para lo que pretente la captación de los contratos con Arabia Saudí y Australia y la consolidación de la presencia internacional. Esta actividad militar de exportación presenta sinergias de I+D con la actividad militar nacional.

En concreto, Navantia incrementará la venta de servicios y fomentará nuevos modelos de negocio que presenten mejores márgenes e ingresos estables en el tiempo: reparaciones (donde destaca el mantenimiento de los destructores de la US Navy y los gaseros), Apoyo al Ciclo de Vida (ACV) y Transferencia de Tecnología (ToT) serán los objetivos principales. Se complementará con actividad civil, principalmente en el sector de Eólica-Offshore (Jackets), y en oportunidades rentables de construcción de buques civiles.

Ayer, el accionista mayoritario de los astilleros, la Sepi, y la dirección de Navantia se reunieron en Madrid con las federaciones sindicales con motivo del segundo encuentro de la mesa del plan estratégico 2018-2022. La reunión se centró en los dos primeros pilares del futuro de la compañía: Un plan de formación y un nuevo marco laboral que permita el desarrollo de un convenio único flexible y competitivo; y un plan de eficiencia para el nivel de ocupación en todos los centros, impulsado por un nuevo ciclo inversor del Ministerio y de los países extranjeros.