Me recuerda a la poesía del pirata que decía ´que es mi charco mi tesoro, que es mi bandera la libertad, mi ley la pierna en movimiento, mi única patria Qart-Hadast´...

¿Qué tal tu alcalde, José? Esa ha sido la pregunta que más veces me han hecho este verano, así como si uno fuese ´el guardián de su hermano´, en este caso, el del alcalde.

Como sucedió lo cuento. Ahí estaba yo, frente al amarronado Mar Menor, ¡una vergüenza!, digan lo que digan, en la que se cumple el dicho ´entre todos lo mataron y él solito se murió´; sentado en el magnífico restaurante el Área, con una fría copa de cerveza sin alcohol y unas olivicas€, chsss, sin cachondeo. Como decía, absorto frente a la playa mirando como a pesar de ser domingo y hora punta de mediodía, no había ni un alma. No me dí cuenta de que se me acercó alguien por la espalda, y mira que uno siempre está pendiente de la retaguardia, por si alguno de mis protagonistas literarios me empitona por detrás. Pues nada, que no me percaté de su presencia hasta que escuché su ronca voz€ ´¿Qué tal tu alcalde, José?´..., me volví y allí estaba, mi viejo amigo Julián, al que tanto tiempo estaba sin ver.

Ya ven, no me dijo el clásico ´buenaaaasssss´, no me preguntó por la salud ni por la familia, no, nada de eso, directamente se fue a preguntarme por mi alcalde. Todo un clásico.

- Pues nada, le contesté, supongo que estará muy bien de salud y muy cabreado viendo como está el Mar Menor, que vaya mierda lo que han hecho unos y otros con él.

- ¿Es buen alcalde, verdad?, me preguntó.

- ¡Muy bueno!, es la primera vez que una ciudad tiene un alcalde que bebe los vientos por ella, enamorado de sus cimientos y de sus gentes y que es capaz de hacer lo que sea por ella, aunque se tenga que enfrentar al mundo político entero.

- Sí, se le ve humano y asequible...

- ¡Como el que más o más todavía! La gente lo quiere, su despacho está abierto para todo el mundo, la ciudad está cambiando, el Ayuntamiento funciona mucho mejor y camina hacia un funcionamiento modélico.

- Dicen que se preocupa de los de la ciudad.

- Ufff, no hay extrarradio que no lo quiera, es un número uno, allá donde le invitan allá que va. Trata de contentar a todos, es el político con el que más selfies se ha hecho la gente. Te aseguro Julián, que es muy querido y valorado.

- Hombre, tiene fama de cumplir sus promesas, ¿o no?...,

- ¡Hasta la última!, pero hay que darle tiempo. Mira, pronto rebajará el impuesto de las casas y el agua. Y no lo ha hecho antes porque menudo pufo le dejaron. Solo un político liberal podría enfrentarse a tal desaguisado municipal.

- ¿Dices que tu alcalde es liberal?, ¿pero no es conservador?

- Liberal pá unas cosas, conservador pá otras, y pá su ciudad el mejor patadeador de culos que hay. Ahí lo tienes entendiéndose perfectamente con el líder de Ciudadanos, los socialistas y el personal de Podemos. Un crack.

- ¿Tu sabes si va a tomar medidas para salvar el Mar Menor pese a quien pese?...

- ¿Medidas?, mi alcalde muere por salvar el Mar Menor, no tengas la menor duda. A mi me recuerda a ese trocito de la poesía del pirata que decía ´que es mi charco mi tesoro, que es mi bandera la libertad, mi ley la pierna en movimiento, mi única patria Qart-Hadast´.

- ¡Exactamente, así no era!

- Bueno y qué€

- Pues nada, ¿pero de verdad piensas que tu alcalde es un pirata?

- Si por defender Cartagena lo tiene que ser€, no dudes que, además de carthaginés y romano, también se haría bucanero.

- ¿Carthaginés?..., qué cosas más raras me dices, Mondéjar.

- Sí, ¿y qué pasa?, menos huertano, lo que sea.

- Pues eso no le gustará a su partido, el Partido Popular.

- ¡Que pijo Partido Popular!, mi alcalde es de Movimiento Ciudadano.

- ¿Qué dices€?, José Miguel Luengo es del PP.

- Oye, ¿tú no me hablabas de mi alcalde de Cartagena, José López?...

- Te he preguntado por tu alcalde, José, puesto que estamos en el Pedruchillo de La Manga de San Javier.

- ¡Ah!, bueno, Julián, pues que quieres que te diga€, la verdad es que lo dicho para mi héroe de Cavite, bien podría decirse, de momento,

del buen alcalde de San Javier€, pero con alguna quita, ¿eh?..., que uno tiene sus querencias y como mi alcalde de Cartagena, no hay otro.

- Ya me extrañaba a mi que lo pusieses tan bien, conociéndote como te conozco.

- Me has liao, Julián. Por cierto, lo que te he dicho de mi Pepe, no es aplicable a tu José, porque€.

- ¡Te veía venir€.!, Anda déjalo y dime, ¿tú cómo estás?...

€Y allí nos quedamos los dos exalumnos de Capuchinos, arreglando el país, la Región y el Mar Menor, eso sí, con dos Estrellas de Levante sin alcohol y unas ricas olivicas€, chsss, eso sí, sin güesecico, ¿eh?