La creación de un espacio gourmet en el mercado de Santa Florentina no convence a los vendedores de la plaza de abastos, ya que temen que esta iniciativa de un grupo de empresarios locales y foráneos suponga la eliminación del aparcamiento subterráneo, servicio que lleva cerrado desde hace más de una década, con motivo de la reforma de los puestos de pescado. «Llevamos años reclamando al ayuntamiento de Cartagena que abra el parking al público, ya que nuestros clientes no tienen dónde aparcar y perdemos muchas ventas de gente que antes venía y que lleva ya varios años acudiendo a las grandes superficies por el problema del estacionamiento», explica el presidente de los vendedores del mercado de Santa Florentina, José García.

Además, los productos estrellas de la plaza son el pescado fresco y el puesto de aceitunas, «que es el que más vende», dijo. «Los vendedores de pescado no pueden contratar a dependientes para mantener los puestos abiertos por la tarde o por la noche, y sin ellos no tendría sentido que el resto abriéramos porque el pescado es el principal reclamo de la plaza. Van a la lonja a las cinco de la mañana y a las nueve de la noche a la central de Alcantarilla para montar mesas espectaculares con moluscos y cangrejos vivos», argumenta García.

De este modo, el portavoz del colectivo insiste en que «apoyamos cualquier iniciativa que suponga relanzar el mercado, que cada vez está peor, pero no tenemos capacidad para abrir los puestos más horas y no estamos dispuestos a renunciar al parking».

Por su parte, Juan Carlos Acosta, representante del grupo de empresarios interesados en montar el espacio gourmet comenta que en otras zonas similares, como Granada, las ventas han aumentado un 30%. No es necesario que abran todos ni todas las tardes. El horario sería más flexible. Hace unos días presentamos la propuesta al Ayuntamiento «que lo vio con buenos ojos, pero ahora hay que hablar con los comerciantes para hacerles ver los beneficios que supondría», asegura. Los empresarios quieren utilizar los puestos vacíos de la primera planta, que en estos momentos superan la veintena, y la planta baja para conectarlas y crear una zona gastronómica, donde el público pueda consumir productos frescos y de la comarca comprados en el mismo mercado o tomar un copa por la noche.

Acosta apunta que se trata de unir las dos plantas y dejar todos los alrededores del mercado diáfanos, e incluso hacer una planta más. «Ya hemos buscado una empresa que podría montarlo, aunque es un proyecto a largo plazo», avanza.