Observar el paisaje costero desde uno de los acuartelamientos del litoral, que en el siglo XIX servían para controlar la entrada de contrabando, es uno de los principales reclamos de la ruta de los carabineros, un sendero que abarca desde Cabo de Palos hasta La Azohía y que el ayuntamiento de Cartagena quiere poner en marcha la próxima primavera.

«El objetivo de esta iniciativa es promover el turismo de interior y la zona oeste del municipio», señaló la concejala de Turismo, Carolina Palazón, quien explicó que el nombre de la ruta tiene su origen en los carabineros, un Cuerpo de Seguridad que se creó en 1829 durante el reinado de Fernando VII para vigilar la costa y la frontera con el objetivo de reprimir el contrabando.

En el litoral cartagenero existen varios acuartelamientos y apartaderos que eran usados por estos soldados. Entre ellos, Palazón destacó varios situados en Calblanque, El Gorguel, Cabo de Palos y La Azohía, entre otros

«Tras la Guerra de la independencia se promulgó una ley proteccionista para evitar la entrada de comercio exterior y reflotar la economía española. Así surgió el contrabando. En Levante entraba mercancía procedente de Gibraltar y de Reino Unido. Tabaco, algodón, comida, todo tipo de artículos», argumentó la edil.

La citada ruta discurrirá por la cornisa del litoral mediterráneo e incluso podría aprovechar el GR92, sendero de gran recorrido de la Región que incluye rutas agropecuarias y sendas paralelas a ramblas que han sido señalizadas.

«Existe la posibilidad de que sea intermunicipal, con lo que empezaría en Cartagena y llegaría hasta Águilas con un prólogo en el Mar Menor y un epílogo en Cabo Cope o que sea una ruta municipal de Cabo Tiñoso a La Azohía», Palazón.

Además de la belleza paisajística de la zona, este entorno cuenta con un valor añadido: las nueve fortificaciones y baterías de costas que se incluyen en la Ruta de las Fortalezas que cada año organiza la Armada, en colaboración con el ayuntamiento de Cartagena.

«Estamos hablando de una ruta de más de 50 kilómetros de recorrido con pendientes importantes en algunos tramos, por lo que los usuarios podrán hacerla más fácil o más difícil, en función de sus capacidades y preferencias e incluso adaptarla a los niños. Sí quiero insistir en que la época del año más adecuada para hacer este tipo de rutas es la primavera y que, por supuesto, es importante que la gente vaya provista de agua, protección solar e incluso teléfono móvil», argumentó.

La concejala de Turismo tiene previsto reunirse a partir de septiembre con vecinos, empresarios y comerciantes de la zona «para escucharlos y pedirles su colaboración y sus ideas respecto a las infraestructuras necesarias para poner en marcha esta nueva ruta. No hay que olvidar que el turismo de La Azohía es más sostenible que el de La Manga, además de que la población es mucho menor».

Por otra parte, el Ayuntamiento también quiere acondicionar para 2012 dos nuevos senderos con el fin de promover un turismo sostenible y nuevas alternativas de ocio en la costa , con el objetivo de obtener dos nuevas banderas azules en senderos como la de los 10.000 pasos, que ha obtenido este año el reconocimiento de la Asociación de Educación Ambiental y del Consumidor.

El sendero de los 10.000 pasos tiene un recorrido circular de hora y media desde la plaza del Entremares en La Manga hasta el Faro de Cabo de Palos que incluye la Gran Vía y el paseo marítimo del pueblo costero. «Este premio valora la calidad del sendero, su seguridad y la disposición de los servicios», dijo.

Respecto a las dos nuevas sendas en proyecto, Palazón avanzó: «Una sería ´De iglesia a iglesia´ e iría desde La Azohía hasta Isla Plana´ la segunda aprovecharía la rambla del Cañar y discurriría desde Tallante a Isla Plana».

En este sentido, recordó que en La Azohía ya hay cuatro senderos marcados con recorridos sencillos y un premarcaje amarillo. «El objetivo es que estas iniciativas sirvan para atraer la atención de los aficionados al turismo activo y para dar una mayor promoción a los servicios hoteleros y restaurantes de la zona, ya que son muchos los aficionados al senderismo en la zona».

Asimismo, destacó que el impacto sobre los lugares por donde discurren estos senderos «es mínimo, ya que el perfil de un senderista es el de una persona que se identifica con el entorno natural, quiere descubrirlo y lo cuida generando un turismo de calidad».