El sofá es uno de los elementos imprescindibles de una casa, un complemento necesario en cualquier interior y el centro de atención de todas las miradas en los salones y salas de estar. Ha pasado mucho tiempo desde la primera aparición de este cómodo mueble, pero desde entonces, los sofás y sillones nos han acompañado a lo largo de la historia.

El origen está en los tronos

Tras la búsqueda del origen de los sofás, debemos remontarnos a los tronos que ya los mandatarios árabes utilizaban en la antigüedad. También, quizás a los asientos de los faraones del Antiguo Egipto o a la moderna versión que construyeron las sociedades griegas y romanas.

Igual que en los inicios de muchos de los elementos que forman parte de nuestra vida, los sofás comenzaron a existir con un punto de vista exclusivamente utilitarista: una estructura cómoda con un respaldo donde poder descansar.

Una vez instaurada la primera versión, comienzan a desarrollarse versiones más coquetas, como las de aquellos que tenían marcos de madera o mármol de los antiguos artesanos del siglo XVI. Estos, además, se preocupaban por acolcharlos con sedas finas o plumas, entre otros materiales naturales. Su repercusión en la sociedad no fue nueva en absoluto, ya que así fue como se convirtió en un artículo de lujo, pasando de ser meramente utilitarista a una tendencia decorativa de interiores.

Industrialización, abaratamiento y evolución

A la acomodada vida de los sofás le llegó la industrialización. La creación masiva de estos muebles permitió el abaratamiento de su coste y su extensión a la mayoría de la sociedad, incluyendo las clases bajas. No obstante, no cambiaron solo en su modo de adquisición, sino también en sus materiales, apareciendo rellenos híbridos, espumas, materiales sintéticos, telas tapizadas y otras modernas técnicas de confección. Todo contribuyó a la evolución de sus brazos, de la superficie y de los complementos.

Desde los años sesenta, este mobiliario ha estado en el punto de mira de los mejores diseñadores. Materiales de moda y distintos estilos, como el vintage, así como sus formas líneas y curvas produjeron importantes avances inspiradores que se tradujeron en la representación de un estilo de vida. Los sofás no han dejado nunca de ser funcionales, pero ahora también tienen ese diseño flexible que deja espacio para la fantasía y la constante búsqueda de un interior original, cómodo, funcional y atractivo.

No cabe duda de que los sofás tienen una larga vida. No obstante, son hoy muebles contemporáneos que se han popularizado y adaptado a todo tipo de amantes de la decoración, satisfaciendo diferentes estilos. La vida, por su parte, sigue cambiando y esto nos lleva a hacernos preguntas sobre ellos: ¿un sofá es para siempre?

Vida eterna a estos muebles

La relevancia del sofá en una casa es difícil de ignorar, por lo que no parece ni mucho menos que sea un mobiliario condenado a desaparecer a pesar de sus constantes evoluciones. El tiempo ha aportado ideas nuevas que han influido directamente en la moda de los salones y han cambiado el estilo del sofá, siendo hoy diseños habituales los de dos plazas o los que tienen forma de L. Mientras que los sillones todavía están al margen, las tendencias del sofá cambian con los movimientos sociales.

Si tendrán o no vida eterna es todavía una incógnita, pero todo apunta a que sí tienen una vida generacional. Actualmente existen sofás para cualquier estilo, hogar y presupuesto, lo que los ha convertido ya no en un modo de vida, sino en una elección eminentemente personal, casi íntima. El sofá se queda con nosotros, sí. Sin embargo, en nuestra zona de confort solo hay cabida para aquel que conquiste nuestros corazones.