Judicial

Prisión para una mujer trans por abusar de su sobrina de 12 años en Águilas

"He vivido muchos años muerta de miedo, intentando aparentar serenidad", escribió la víctima, años después, en un manuscrito que entregó en el cuartel

La menor relata tocamientos por parte de su familiar: intentó penetrarla y le pidió que se pusiese una minifalda porque quería "comerle el coño"

Mujeres participan en una movilización contra la violencia hacia la infancia.

Mujeres participan en una movilización contra la violencia hacia la infancia. / LA OPINIÓN

Ana Lucas

Ana Lucas

Una mujer trans de 40 años de edad ha sido condenada a pasar dos años y medio en la cárcel por abusar sexualmente de su sobrina en Águilas cuando ésta tenía 12 años, tal y como consta en la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico. La condenada, nacida en un pueblo de León y vecina de Madrid, ha sido juzgada en la Región, en un tribunal presidido por el juez Juan del Olmo, porque los hechos se cometieron en el citado municipio costero. Hace casi dos décadas: en 2007. La víctima, sin embargo, tardó años en denunciar, lo cual, para los magistrados de la Audiencia Provincial, no merma la credibilidad de sus acusaciones.

Además de la pena de prisión, la mujer no podrá acercarse a menos de 300 metros de su sobrina ni comunicarse con ella por medio alguno durante los próximos cuatro años. No habrá indemnización para la víctima, puesto que renunció a ella.

Los hechos que se consideran probados acontecieron en una vivienda de la localidad aguileña. Tal y como relató la víctima, se sentía "aterrorizada" por lo que le hacía su familiar: en aquel momento, no había comenzado su transición, y para la niña era su tío. La menor relató que, cuando se quedaban a solas, había tocamientos: que le introducía el dedo en la vagina y, si le hacía daño, se colocaba un condón entre los dedos. También que, en una ocasión, le pidió que se desnudase entera y se hiciese fotos. Más aún: una vez, prosigue la menor, su pariente le pidió que se pusiese una minifalda porque quería "comerle el coño", consta en la resolución judicial. Intentó penetrarla contra su voluntad.

"He vivido muchos años muerta de miedo, intentando aparentar serenidad, porque me daba miedo que me pudiese hacer algo si lo contaba", escribió la víctima, años después, en un manuscrito que entregó en el cuartel. Así arrancó el caso, ocho años después.

Sobre ese retraso en denunciar los abusos sufridos, la Audiencia Provincial sostiene que no debe conducir a poner en duda la credibilidad de sus afirmaciones, ya que pudo ser debida a que era muy pequeña cuando sufrió los abusos. La víctima, según los informes aportados a la causa, tiene un "trastorno de estrés postraumático de tipo crónico cuya causa de origen es violación, abuso o ataque sexual".

Un tema de dinero

La acusada, por su parte, negó los delitos que se le imputaban y alegó que su sobrina estaba mintiendo: que lo que pasó fue que la menor le pidió dinero y ella no se lo pudo dar.

En la vista oral, la procesada se acogió a su derecho a no responder a las preguntas de la Fiscalía. En las cuestiones formuladas por su defensa, insistió en que solo se explica la denuncia como una represalia: por no satisfacer sus "caprichos" y demandas económicas. No obstante, la víctima no reclama dinero en concepto de indemnización por lo que le pasó.

Contra la sentencia, que aplica el Código Penal vigente en el momento de los abusos por ser el más beneficioso para la persona encausada, cabe recurso de casación, por lo que no es firme.