Polémica

"No me lo creo": los vecinos alucinan con las explicaciones del cura de Tenerife que destrozó los frescos de la iglesia

La alcaldesa de El Tanque asegura no haber dado permiso al párroco para destrozar las pinturas

Los vecinos y vecinas reunidos en El Tanque para mostrar su descontento.

Los vecinos y vecinas reunidos en El Tanque para mostrar su descontento. / CLAUDIA MORÍN

Irene Mederos, Claudia Morín

La alcaldesa de la localidad tinerfeña de El Tanque, Esther Morales, aseguró este martes que en ningún momento le dio permiso al cura de la localidad, Héctor Lunar, para restaurar la iglesia de San Antonio de Padua. El párroco intentó remodelar las paredes del templo y acabó por destrozar unos frescos que tienen más de 300 años de antigüedad, un suceso del que se desvincularon tanto el consistorio tanquero como la regidora municipal.

El daño causado por el cura al patrimonio municipal ha dado lugar, estos días, a un malestar entre los vecinos que ni el perdón del párroco en El Día, del mismo grupo editorial que este diario, logró remediar. "Lo lamento. He pedido disculpas a todas las autoridades", aseguraba al igual que conifirmaba no conocer la existencia de esos frescos: "No sabía que detrás de esa capa de pintura estaban esos frescos. Nadie me lo comunicó". Encuanto a los permisos para llevar a cabo la obra indica que "es ahora cuando he sabido que debía haber pedido permiso a las autoridades".

Esther Morales se reunirá con el obispo, el próximo lunes, por petición propia. En todo momento, afirmó que el párroco no se dirigió a ella ni al resto del Ayuntamiento. "No pidió permiso, solo contactó una vez con la concejala de Obras y Servicios para preguntarle por la posible remodelación y ella le explicó que la obra debía estar a cargo de una empresa especializada. Nada más. Tampoco tiene licencia de obra".

La alcaldesa consideró que las disculpas ofrecidas estuvieron acertadas, pero que podrían haber llegado antes. Recordó que la iglesia es un bien privado y, por tanto, las instituciones públicas no pueden intervenir en otros asuntos que se escapen a cuestiones de Patrimonio. Además, aclaró que antes del incidente ya se habían trasladado quejas acerca del párroco, en concreto, por "su actitud autoritaria" y la mala relación con los vecinos y el consejo pastoral. "Habrá que ver si los informes por parte del Cabildo y del Gobierno de Canarias para evaluar los daños permiten comenzar con el proceso de restauración, que conllevaría una inversión bastante grande", concluyó.

Incredulidad entre los vecinos

El ambiente en el casco histórico, ayer martes, era de incredulidad. El restaurante La Unión, dando sentido a su nombre, reunió a varios vecinos, miembros de la Hermandad de Nuestra Señora del Buen Viaje y televisiones nacionales para manifestar sus quejas. La vecindad resaltó no haber recibido ninguna disculpa directa más allá de las que expresó el religioso a este diario.

La parroquia estuvo cerrada los días antes de descubrir los daños a los frescos. Así, el resto de miembros del consejo pastoral solo se enteró con la publicación de una foto en las redes sociales de la parroquia. El resto de vecinos comenzó sus sospechas cuando canceló la catequesis del pasado martes por motivo de obras.

En la jornada de este martes estuvieron a la espera de la misa de todos los martes a las seis en la que se rumoreaba que el párroco pediría perdón. Las campanas repicaron puntuales a la misma hora de siempre para anunciar el comienzo de la misa como un martes normal. Sin embargo, el sacerdote nunca se personó. A diferencia de la eucaristía del domingo, en la que los vecinos aseguraron que "había asistido bastante gente a la espera de una posible disculpa", este martes solo aparecieron dos personas. Si bien es cierto que Lunar avisó de la cancelación de las catequesis de ese día, y de la semana anterior, se desconocen los motivos de la suspensión de la misa, pues los vecinos aseguran no haber sido notificados.

No se creen que no conociera la existencia de los frescos

En cuanto a las declaraciones de Héctor Lunar a los medios los tanqueros se mostraron tajantes. "No me lo creo", fue la frase más sonada. María de León, María Lorenzo y Luis Pérez son algunos de los habitantes de El Tanque que se mostraron escépticos ante las afirmaciones del venezolano sobre desconocer el valor de los frescos que estaba tapando. "Él era conocedor, lo dijo en la emisora local de El Tanque. Los operarios rascaron la pared y le preguntaron qué debían hacer y él les ordenó que le dieran hasta dos capas de pintura", subrayó Sebastián Pérez, presidente de La Hermandad.

 La relación con el párroco estaba dañada. Ángel Manuel Pacheco, miembro de La Hermandad, destaca las actitudes de superioridad que tiene con los lugareños a los que asegura, impone su criterio bajo la sentencia: "Porque soy el párroco y punto". También destaca frases como "¿sí o no, hermano?", que interpretan como un acto de soberbia. 

Los vecinos interpusieron una denuncia en la mañana de ayer ante la Guardia Civil. Destacaron que esta no va en contra de la persona del párroco, sino contra el acto que se cometió en su iglesia. Como describe Sebastián Pérez "fue un acto contra un BIC que representa la historia y la cultura de un municipio".

BIC

El Tanque tiene dos edificios declarados Bien de Interés Cultural, la parroquia de San Antonio de Padua y la de San José de Los Llanos. "Somos uno de los pueblos más pequeños de Tenerife. La iglesia es una joya y tiene mucho valor. A quien mire desde aquí y sepa lo que hay dentro se le ponen los pelos de punta", señaló Ángel Manuel. Ante el descontento general muchos de los vecinos están de acuerdo con la propuesta de Sebastián Pérez: «la única solución es un párroco nuevo».