HUBO SORPASSO

Las recetas de Estonia, el paraíso liberal del norte de Europa, para adelantar a España en PIB per cápita

La ex-república soviética ha crecido gracias a las exportaciones a países escandinavos y la ausencia de impuesto de sociedades

Estonia es famosa por su avanzado nivel de digitalización, pero la tecnología no explica toda la historia

Vista de Tallin, capital de Estonia.

Vista de Tallin, capital de Estonia. / WIKIMEDIA

Analía Plaza

Aunque hayan pasado doce años de aquella declaración de intenciones, muchos en Estonia aún recuerdan al ex-primer ministro Andrus Ansip asegurando que en 2020 su país estaría entre los cinco más ricos de Europa"Es un objetivo ambicioso que sigue en nuestra cabeza", reconoce Sille Kraam, secretaria general de Innovación. "Quizá el tiempo para conseguirlo se haya dilatado, pero la ambición permanece".

Kraam recibe a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del Grupo Prensa Ibérica, en el Ministerio de Economía estonio, un imponente edificio blanco de nueva construcción que aloja cuatro carteras gubernamentales: Economía, Finanzas, Asuntos Sociales y Justicia. Son dos bloques conectados por un pasillo acristalado desde el que se ve el centro histórico de Tallin, la capital. Pasar de un departamento a otro en segundos y compartir instalaciones es sinónimo de eficiencia, dicen en Economía, uno de los leitmotivs del país (en España también tenemos un complejo ministerial interconectado: Cuzco, donde están Economía, Industria y CIencia).

Es viernes, son las cinco de la tarde y ha terminado la jornada laboral. Pero Kraam aguarda junto a Martti Kalvik, jefe de Planificación Estratégica del Ministerio, para responder a una pregunta: ¿qué ha hecho Estonia para superar a España en PIB per cápita, si hace treinta años casi les triplicábamos? ¿Cuál es su salsa secreta? ¿Cómo han evolucionado desde la caída de la Unión Soviética, a la que pertenecieron hasta 1991? No es cuestión baladí. Cuando el sorpaso se produjo en 2021, su prensa informó de que los estonios eran por fin más ricos que los españoles. "Gracias al rápido desarrollo económico, Estonia está cada vez más cerca de alcanzar el nivel de vida de la próspera 'vieja' Europa", decían las noticias.

En 2022, el PIB per cápita en paridad de poder adquisitivo —que mide la capacidad de compra de cada país— fue de 87 sobre 100 en Estonia y de 85 sobre 100 en España, siendo 100 la media de la Unión Europea. Al cierre de 2022, el PIB per cápita a precios internacionales constantes (corrigiendo el efecto de la inflación) fue de 37.933 dólares en España y de 38.718 dólares en Estonia. En el tercer trimestre de 2022, la producción por habitante del país báltico fue de 7.000 euros frente a los 6.840 euros españoles. Aunque las tornas han cambiado en el último año debido a la crisis energética y España vuelve a aparecer por encima en algunos rankings, la tendencia es evidente. Estonia no es el primer país europeo que solía estar por debajo y nos supera. Antes fueron Eslovenia, Chipre, Malta... y el siguiente será, seguramente, Lituania. Al desarrollo de sus economías hay que sumar el estancamiento español tras estallar la burbuja inmobiliaria.

Hay otros índices llamativos, como el informe educativo PISA —en el que Estonia lidera la prueba de ciencias y España queda por debajo de la media OCDE— o el porcentaje de población que no puede mantener su casa a temperatura adecuada, que en España alcanza el 17,1% y en Estonia apenas roza el 3,4%, casi al nivel de los ricos países nórdicos. En este artículo nos centraremos en lo económico. La posibilidad de entrevistar a cargos estonios se da en el contexto de un viaje de prensa organizado por el equipo de la residencia digital estonia al que este medio fue invitado.

"Somos una economía muy liberal", avanza Kalvik. "En Estonia hay pocos sindicatos. Si hay recesión se despide a la gente muy rápido. Por eso las estadísticas fluctúan tanto. Como el mercado es muy abierto, nos recuperamos rápido". Un ejemplo cercano, añade Kraam, es la crisis del COVID. "Era una crisis, pero el Gobierno no puso demasiado dinero en subsidios. Esto ayudó a la recuperación rápida. En todas las crisis hay empresas que mueren y otras que se sobreviven. Es saludable".

La tecnología, reina del relato

Estonia ha tenido varios hitos económicos desde que se independizó. "En 1992 reintrodujimos nuestra moneda. En 2004 entramos en la Unión Europea y en 2011 en el euro", dice Kraam. "¿Por qué ha ido tan rápido? Siempre hemos estado abiertos a la inversión extranjera, algo que no solo ha traído dinero, sino conocimiento. El entorno empresarial es transparente. El sistema fiscal es sencillo y predecible, lo cual atrae más inversión. Y nuestra economía se adapta rápido: cada vez que hay crisis la recuperación es veloz. La desventaja es que al ser un país pequeño el mercado interno también lo es, así que pensamos en global".

En Estonia viven 1,3 millones de personas, menos que en Barcelona o Madrid. Un tercio de la población se concentra en Tallin, una ciudad con un coqueto casco antiguo y un distrito portuario e industrial reconvertido en hub de 'startups'. La tecnología es la niña bonita, el elemento sobre el que el país ha gestado su relato triunfador. El gobierno está 100% digitalizado y casi todos los trámites se pueden hacer online (desde inscribir a un recién nacido hasta crear y gestionar una empresa). Además, Estonia es la cuna de una decena de unicornios: tecnológicas valoradas en más de mil millones.

En un encuentro con periodistas, la ex-presidenta de la república Kersti Kaljulaid recordó los inicios de la digitalización. Kaljulaid tenía 22 años cuando el país se independizó. "Con la URSS no había oficinas gubernamentales, así que no teníamos legado. En aquella época, las grandes empresas de todos los países tenían ya internet. Lo único que hicimos fue fijarnos en tecnologías finlandesas y suecas ya desarrolladas por el sector privado para crear servicios gubernamentales de la forma más eficiente posible", dice.

La habilidad tecnológica procedía de los centros académicos de Tallin y Tartu. "Tenían ordenadores. Los hijos de los académicos iban y exploraban esos ordenadores. Los padres de muchos amigos míos trabajaban allí", añade. "Esa generación descubrió que los ordenadores también servían para los negocios. Y de ahí salió Skype", un sistema de llamadas por internet cuyo código fue desarrollado por tres estonios.

Cuando Microsoft compró Skype en 2013, sus creadores y empleados más longevos se hicieron ricos, fundaron e invirtieron en nuevas tecnológicas. Así nacieron unicornios como Transferwise, Pipedrive y Bolt. Estonia busca que el sector tecnológico aporte un 30% al PIB en 2030 (ahora, según datos de Invest in Estonia, está en el 12%). Pero aunque es un sector importante, no explica por sí solo el crecimiento.

La exportación a países escandinavos, clave

"La industria manufacturera es muy importante. Supone un 15% del PIB y una quinta parte del empleo, sumando directo e indirecto", dice el jefe de planificación estratégica. Después van el comercio mayorista y minorista, el sector inmobiliario y la construcción. "El mercado escandinavo ha empujado a todas esas industrias. Los países escandinavos son los más desarrollados del mundo, así que si exportas a esos mercados eres competitivo. Eso ha ayudado al crecimiento".

La construcción es parte de la misma historia: Estonia es uno de los principales productores de casas de madera en Europa. Son más baratas que las escandinavas, así que se exportan principalmente allí. "Ahora mismo hay recesión, pero las casas de madera han sido siempre uno de los artículos más exportados a Suecia y Noruega", continúa Kalvik.

Las saunas de madera —fundamentales en la cultura estonia: la gente las tiene en sus casas y un plan habitual en fin de semana es ir de sauna con los amigos— entran dentro de la categoría. Joonas Vänto, director de la agencia pública Invest in Estonia, recuerda que David Beckham compró una sauna estonia en forma de iglú para instalar en su mansión de la campiña inglesa. La más barata de la empresa que las vende, Iglucraft, cuesta 12.900 euros y algunas superan los 70.000 euros.

"Escandinavia es un gran mercado", dice Vänto. "Muchas empresas de allí abren sus fábricas aquí. Y en el sector financiero, los grandes bancos son suecos. Otro sector importante es el electrónico. Nuestro mensaje para atraer inversiones extranjeras es la cadena de valor, que las empresas pueden abrir sus centros de desarrollo y fabricación aquí, y la facilidad para hacer negocios gracias a los servicios digitales".

Sin impuesto de sociedades ni deuda pública

La facilidad para abrir negocios no es lo único que atrae a empresas extranjeras. También la fiscalidad. En Estonia no hay impuesto de sociedades, con el que se gravan los beneficios anuales de una empresa. Si la empresa mantiene esos beneficios en su cuenta o los reinvierte, no pagará nada: solo pagará un 20% si reparte dividendos entre accionistas. Los impuestos sobre el trabajo y las aportaciones a la seguridad social son similares a España, con la diferencia de que allí el trabajador contribuye menos y la empresa más (allí la empresa aporta el 33% del salario a la seguridad social).

"La ausencia de impuesto de sociedades existe desde los años noventa y ha sido uno de los principales atractivos de inversión, porque los impuestos sobre el trabajo no son bajos. Lo que pasa es que nuestros salarios son más bajos que los escandinavos, aunque ahora empiezan a acercarse", dicen los portavoces del Ministerio de Economía. "Por eso somos el país más competitivo del mundo en términos fiscales [según el índice internacional de competitividad fiscal]".

Aunque Estonia se mira en los países nórdicos y en su holgado estado del bienestar, Kraam reconoce que no son tan generosos en prestaciones sociales como las pensiones o el desempleo. La sanidad pública, por su parte, se financia con las cuotas a la seguridad social, como en Alemania, Austria, Bélgica o Francia, y no con impuestos como el IVA o sociedades como en España, Finlandia o Dinamarca. Con todo, el nivel de desigualdad es similar al español según los últimos datos de Eurostat.

"En algún momento habrá que cambiar el sistema de impuestos a empresas", continúa la secretaria general de innovación. "Hay empresas que no necesitan invertir más en maquinaria o infraestructura, sino en empleados altamente cualificados. Pero si quieres contratar a gente, tienes que pagar la seguridad social. Tenemos que pensar en cómo incentivar la contratación de trabajadores cualificados, que la empresa reciba de vuelta parte de las aportaciones sociales".

La política migratoria es muy estricta: el país fija cada año un límite de concesión de residencias. El de 2023 fue de 1.307 personas, el 0,1% de la población del país: 200 para trabajar en la construcción, 100 para trabajar en transporte y un porcentaje reservado a profesionales creativos con contrato internacional. La residencia digital —que puedas darte de alta y crear empresas en el país sin residir en él— ayuda a aumentar los ingresos públicos sin necesidad de acoger a más gente. Para los trabajadores altamente cualificados hay otras vías de entrada.

El último secreto de la 'salsa' estonia tiene que ver con la deuda pública, la más baja de Europa en porcentaje del PIB (aunque subiendo): un 18% frente al 119% español. No es solo una cuestión de eficiencia. "Es una política económica. Mateniendo el sector público pequeño, las empresas pueden acceder a préstamos en mejores condiciones, con menor interés, y el mercado financiero va mejor", concluye Kalvik.