Igualdad

Cómo Christopher Nolan y su 'Oppenheimer' invisibilizan a Lise Meitner, la madre de la bomba atómica

Esta física judía, que justificó la fisión nuclear, se negó a colaborar con la Alemania nazi para desarrollar armas de destrucción masiva

Receló de este dudoso reconocimiento y acusó a su colega Otto Hahn de traicionar "a vuestros compañeros y a Alemania misma"

La científica Lise Meitner conversa con dos estudiantes en la universidad de Bryn Mawr College, en 1959.

La científica Lise Meitner conversa con dos estudiantes en la universidad de Bryn Mawr College, en 1959. / Flickr

Ana Ayuso

Christopher Nolan tuvo tres horas de proyección. Un total de 180 minutos para reconocer el trabajo de una de las mayores científicas de la historia que no quiso o no supo aprovechar. El director contó la historia del padre de la bomba atómica, Julius Robert Oppenheimer, pero, en su taquillera película, omitió la labor de Lise Meitner (1878-1968), la madre de la bomba atómica.

Nolan simplemente se une a la lista de hombres que rebajaron a la única mujer que da nombre a un elemento en la tabla periódica, el meitnerio, sólo que el director lo hizo en una sociedad con conciencia feminista que reconoce, sin apenas dificultad, cualquier intento de infravalorar a una mujer.

Lise Meitner nació en 1878 en Viena. Fue la tercera de los ocho hijos que concibió el matimonio judío de clase media-alta formado por Hedwig y Philipp Meitner. Desde niña, mostró un gran interés por la física y las matemáticas, pero tuvo que conformarse con estudiar en una escuela municipal de bajo rango porque, por ser mujer, no le permitían acceder a los Gymnasium, institutos de enseñanza secundaria superior. Posteriormente, Meitner comenzó a recibir clases particulares para ponerse al nivel de conocimiento de sus compañeros y logró concentrar ocho años de educación secundaria en tan sólo dos cursos.

En 1901, se matriculó en Física y Matemáticas en la Universidad de Viena, donde fue alumna de Ludwig Boltzmann, uno de los físicos más destacados de la historia, pionero de la mecánica estadística. Se doctoró cuatro años después y se convirtió en la primera mujer de la Universidad de Viena en hacerlo y la segunda en el mundo. Tenía como objetivo trabajar con Marie Curie en París, pero no fue aceptada. Como no quería seguir en la capital austrohúngara, se mudó a Berlín, donde desarrolló la mayor parte de su carrera.

Su trabajo con Otto Hahn

Acudió a la Universidad Humboldt, que no admitía mujeres, como el resto de centros de Prusia, pero le permitieron investigar y continuar su formación con otro brillante físico y padre de la mecánica cuántica, Max Planck, como excepción. Por las tardes, trabajaba en el Instituto de Física Experimental, el científico Otto Hahn, su gran compañero profesional, mostró interés en investigar con ella. Aceptó, pero, de nuevo por ser mujer, no tenía derecho a sueldo ni a contrato. De hecho, ni siquiera podía usar el cuarto de baño de esta institución ni acceder a ella por la puerta principal.

Lise Meitner, la madre de la bomba atómica que se negó a participar en el Proyecto Manhattan.

Lise Meitner, la madre de la bomba atómica que se negó a participar en el Proyecto Manhattan. / Archivo

Albert Einstein conoció a Lise Meitner en 1912 y se refirió a ella como "nuestra Marie Curie". "Lise Meitner trabajó codo con codo con Otto Hahn, se complementaban pues él tenía conocimientos de química y ella de física", explica Arabela de la Nuez Cruz, presidenta de AMEC (Asociación Mujer Educación y Ciencia), que pone en marcha proyectos para divulgar el trabajo de las investigadoras científicas. En un entorno educativo donde se limitaban las oportunidades de las mujeres, "Lise Meitner tuvo la suerte de que le permitieran trabajar junto a Otto Hahn. Él cobraba 5.000 marcos anuales, mientras que ella lo hacía gratuitamente y nunca en el mismo laboratorio que Otto", agrega.

Cuando este científico se traslada al Instituto Kaiser Wilhelm de Física, también en Berlín, decide que Lise Meitner continúe siendo su ayudante, de nuevo sin sueldo. En esta institución, la brillante física fue contratada por primera vez en el escalafón más bajo. Durante la Primera Guerra Mundial, Hahn fue llamado a filas y Meitner prosiguió con diversas investigaciones, hasta que, en el periodo de entreguerras, la que en el futuro sería reconocida como la madre de la bomba atómica ascendió a directora de su propio departamento de física. De esta forma, el laboratorio Hahn-Meitner descubrió el isótopo radiactivo protactinio en 1917.

"Ella se hizo notar e incluso llegó a ser considerada como la líder intelectual del grupo de investigación", dice Arabela de la Nuez Cruz. Se convirtió en la primera profesora de Física de Alemania al impartir clases de Física Nuclear Experimental a partir de 1922 en la Universidad de Berlín, pero fue forzada años después a desocupar todos sus cargos académicos por su ascendencia judía al ejecutarse las leyes de Núremberg del Gobierno de la Alemania nazi.

Obviada en 'Nature' y sin Nobel

A finales de 1938, con el 'Anschluss', la anexión de Austria, Lise Meitner abandonó Alemania en tren, acompañada de un anillo de diamantes de la madre de Hahn, por si tenía que sobornar a los guardias. Se incorporó a la investigación atómica que estaba llevando a cabo el Instituto de Manne Siegbahn en la Universidad de Estocolmo. Allí, comenzó a trabajar con su sobrino, Otto Robert Frisch, con quien después alcanzaría uno de los mayores logros de su carrera. En su ausencia, Otto Hahn y Fritz Strassmann, el científico que sustituyó a Meitner, continuaron las investigaciones que iniciaron Otto y ella juntos para alcanzar finalmente el primer ejemplo de la fisión nuclear generada por la mano humana, aunque no fueron conscientes de ello hasta el momento en el que la física austrohúngara interpretó con éxito los resultados, con el apoyo de su sobrino.

Lise Meitner y Otto Robert Frisch dieron con la clave de la fisión nuclear. Observaron que, al dividir el núcleo del uranio con un bombardeo de neutrones, lo que se producían eran elementos más ligeros, no más pesados, como hasta ese momento se planteaba, por lo que se liberaba una cantidad enorme, que Meitner podía calcular, de energía. Ella es la única mujer que ha dado nombre a un elemento de la tabla periódica, el meitnerio.

Conscientes de la importancia de su avance, que indagaba en la anterior ley del incremento de la masa de Einstein, Hahn y Mietner escribieron en 1939 un artículo en el que describían el hallazgo: la fisión nuclear serviría de base para todo armamento atómico que se quisiese fabricar en el futuro, pero también para la energía nuclear, para medios de transporte o, en definitiva, para el progreso de la sociedad. A pesar del peso de esta pionera en dicho trabajo científico, Otto Hahn no la incluyó en la firma del artículo y, como consecuencia, su nombre no apareció en Nature. Su compañero durante tres décadas justificó esa omisión con el hecho de que ella era judía, aunque su familia se había convertido al crístianismo décadas antes, y que las autoridades nazis no iban a permitir que rubricase ese escrito.

La publicación obligó a los científicos estadounidenses a entrar en la carrera nuclear. Lise Meitner, aún molesta por verse obviada en el artículo, mantuvo su relación, no sólo profesional, sino también amistosa con Otto Hahn, que pasó a formar parte en secreto de una sección militar, meses antes de que Alemania ocupase Francia, Holanda, Dinamarca, Bélgica y Noruega. Su colega, sin ella, recibió por sus descubrimientos en fisión nuclear el premio Nobel en 1944. "Él nunca la nombró ni reconoció la aportación de ella. Pudo ser por envidia o por prejuicios machistas", asegura Arabela de la Nuez Cruz.

Lanzamientos de bombas atómicas

En agosto de 1945, Estados Unidos atacó Japón. El día 6, lanzó una bomba atómica en Hiroshima y, el 9, en Nagasaki. La rendición de la Alemania nazi unos meses antes había dejado a Japón en muy mal lugar en su guerra con los estadounidenses. Pero fue esa arma secreta, la bomba atómica, la que desequilibró finalmente la balanza.

El Proyecto Manhattan, liderado por los Estados Unidos y apoyado por Reino Unido y Canadá, aunó a grandes científicos, como Niels Böhr, Enrico Fermi y Robbert Oppenheimer, el padre arrepentido de la bomba atómica al que Christopher Nolan dedica su última película. Todos ellos tenían el objetivo de desarrollar esa primera arma de destrucción masiva antes de que lo consiguiera el equipo enemigo, el alemán, en el que se encontraba Otto Hahn.

Robert Oppenheimer, en 1953, en la BBC.

Robert Oppenheimer, en 1953, en la BBC. / Archivo

En una carta que le envió Lise Meitner a su excolega, una misiva que nunca llegó a recibir, le reprochó todas sus acciones en pro de la violencia "desde una verdadera amistad". "Primero, traicionasteis a vuestros amigos; luego, a vuestros compañeros e hijos en cuanto dejasteis que sacrificaran sus vidas en una guerra criminal y, finalmente, traicionasteis a Alemania misma, porque, cuando la guerra ya era absolutamente desesperada, ni siquiera os levantasteis contra la absurda destrucción de Alemania", escribió esta pionera.

La comunidad científica terminó reconociendo a Lise Meitner como la madre de la bomba atómica, "título que a ella no le gustaba", apostilla la presidenta de AMEC. "Ella rechazó trabajar en ese proyecto militar. No quiso tener ninguna relación con armas de guerra, pese a la oportunidad de colaborar con las mejores mentes científicas de la época", destaca.

A pesar de ese dudoso reconocimiento y de su vibrante vida profesional, Christopher Nolan ni siquiera la menciona en su largometraje. "Siempre que se omitan los logros de las personas cuando se relata un hecho histórico en el que han contribuido varias, y no solo una, se pierde esa oportunidad de visibilizar" a los protagonistas, como ocurre en este caso con Lise Meitner, insiste Arabela de la Nuez Cruz.