Uno de los mayores deseos de madres y padres es que nuestros hijos sean felices. Pero, ¿tenemos nosotros la capacidad de conseguirlo? ¿Está realmente en nuestra mano?

Al parecer sí. La clave está en el cerebro, en cómo estimulamos el cerebro de nuestros hijos desde que nacen. La psiquiatra Marian Rojas Estapé, autora del libro 'Cómo hacer que te pasen cosas buenas', lo explicó en una maravillosa ponencia en un evento de Gestionando hijos. Una ponencia totalmente viral que ya han visto más de 2 millones y medio de personas y que compartimos para que la disfrutéis.

La clave de la felicidad; la corteza prefrontal

Marian nos cuenta en esta ponencia que hay muchos psiquiatras que dicen que la gente más feliz es aquella que tiene dominada su atención ¿Dónde está la atención? En la parte superior del cerebro, en la corteza prefrontal. Zona que se encarga de la atención, pero también de la concentración, del control de impulsos y de la resolución de problemas. Cuando un bebé nace, la corteza prefrontal es profundamente inmadura. Por eso los niños y jóvenes son tan impulsivos, les cuesta prestar atención€ Las madres y padres tenemos que estimular la corteza prefrontal del cerebro de nuestros hijos y enseñarles a gestionarla. Y, ¿con qué se estimula la corteza prefrontal? Con luz, sonido y movimiento.

Pero, ¿vale cualquier tipo de luz, sonido y movimiento? Parémonos a pensar: ¿Qué ocurre si yo a un niño de 2-3 años le doy una tableta o un móvil? Una pantalla es luz, sonido, movimiento. Y el cerebro funciona como un mecanismo que se denomina: use it or lose it. Para que lo entendamos nos platea dos preguntas: ¿Quién de nosotros tiene más memoria desde que usamos Wikipedia para otro? Y, ¿quién se orienta mejor desde que usamos GPS? Nadie. Porque lo que no usamos se atrofia. Pues lo mismo ocurre con la atención. Cuanto más la estimulo con una herramienta exterior (tableta, móvil€), peor funciona en mi cerebro. Por eso hoy en día nos encontramos a niños de 10 años con unas cortezas prefrontales muy inmaduras. Esto explica que nuestros hijos se aburran leyendo un libro o atendiendo en clase. Necesitan estímulos más intensos para mantener la atención.

El efecto de las redes sociales en el cerebro

Marian Rojas afirmó en su ponencia que "las redes sociales fueron diseñadas para ser adictivas", afirmación que los mismos creadores de las redes sociales han corroborado. Y es que el efecto que tienen en el cerebro es muy similar al que producen las drogas o alcohol: "Cada vez que una persona consume cocaína, marihuana, tiene relaciones sexuales, ve pornografía, juega a videojuegos€ experimenta placer. El placer está regulado en el cerebro por varias hormonas, pero principalmente por la dopamina. Y cada vez que yo recibo un like, tengo en mi cerebro microchispazos de dopamina".

Las redes sociales se crearon en un primer momento para acercar a las personas, y no podemos negar que esto es una realidad: solo hace falta ver cómo de útiles nos están siendo en esta época de cuarentena para seguir conectados, para hablar con nuestros familiares y amigos, para sentirnos menos solos durante el confinamiento. Sin embargo, no podemos olvidarnos, ni siquiera en estos momentos, que el uso que hagamos de la tecnología debe ser responsable, pues las consecuencias que se pueden derivar de un mal uso son tan perjudiciales como favorables son sus beneficios.Gratificación instantánea

Vivimos en la era de la inmediatez. Nuestros hijos han aprendido que quieren algo y lo tienen en el momento. Yo quiero cenar un tipo de comida, la pido y en 10 minutos me llega. En cambio, nos dice Marian, "las dos únicas cosas que realmente nos hacen felices tienen que ver con 2 conceptos: el amor (el amor, de pareja, familia, amigos€) y el trabajo. Y ni el amor ni el trabajo funciona a base de gratificación instantánea, requieren constancia, esfuerzo€ Pero si creamos jóvenes con una nula tolerancia a la frustración, se frustarán con facilidad y tendrán sentimientos de vacío".

La vida virtual funciona a base de gratificaciones instantáneas. Enseñemos a nuestros hijos a disfrutar de la vida real.

Pautas para madres y padres

Los niños aprenden por imitación. Si yo soy adicto a la tecnología, a las redes sociales, no puedo pretender que mi hijo no reproduzca ese comportamiento. Para ello, Marian nos da algunos consejos:

— Quitar las notificaciones de mi teléfono

— Utilizar el modo avión

— Disminuir el uso de nuestra red social favorita