Tres técnicos de emergencias y una médica abrazados en la entrada de las Urgencias del Hospital Can Misses. Es de noche. Y la puerta de la ambulancia sigue, aún, abierta. Es lo que se ve en la fotografía que, la noche de Reyes, captó Julián Prats, técnico de transporte sanitario del 061, y que sirvió de inspiración a su compañero José Manuel Maroto, también conductor de ambulancias, para reflexionar sobre su oficio.

«Cuando nos critican porque dicen que nos saltamos las retenciones y las colas de tráfico porque queremos ir a tomar un café... A todos ellos les puedo decir que esta imagen es el fruto de haber conseguido reanimar a una persona cuando todo lo tenías en contra», escribe Maroto junto a la imagen. «Es la necesidad de sentir el abrazo de los compañeros con los que has conseguido arrebatar una vida a la muerte, que esta imagen es de un Día de Reyes y que en vez de celebrarlo con tu familia has ido a dar el mejor regalo que le puedas hacer a un desconocido», continúa en un texto que ha difundido la central balear del 061 (que, de hecho, ha utilizado la foto como portada de sus redes sociales) y que han compartido ya trabajadores de emergencias de otros rincones de España, como la Unión de Técnicos de Emergencias de Castilla y León, el grupo Técnicos de Emergencias Sanitarias Españoles Unidos o el colectivo por la enseñanza de la RCP en colegios e institutos.

«Qué bien vivís»

«Qué bien vivís»En él, el técnico de transporte sanitario, explica también los comentarios, que, muchas veces, tienen que escuchar cuando aprovechan un momento de la calma en su intensa jornada para tomarse un café. «Nos critican porque nos ven desayunando, por ejemplo», explica, desde la ambulancia, Maroto, que confiesa que, como lo saben, suelen escoger cafeterías poco frecuentadas. «Muchas veces la gente no sabe la diferencia entre una ambulancia de emergencias y una de programados y dice eso sin saber», reflexiona. Y no son sólo desconocidos los que a veces les tocan la moral con sus comentarios. «Te ven librando un jueves y te dicen eso de 'qué bien vivís', pero no tienen en cuenta que la noche de Reyes, en vez de estar en casa con tus hijos estás trabajando. Y así muchos otros días», continúa Maroto, que no esperaba la repercusión que ha tenido su texto, con el que pretendía recordar el valor del trabajo que desempeñan quienes se dedican a las emergencias.

«Mañana habrá gente que le dé más importancia a un jugador de fútbol o a alguien que sale por la televisión sin oficio conocido más que el haberse acostado con otro personajillo público. Y, mientras tanto, las personas que dedican su tiempo en pro de la vida de otras volverán a ser los caraduras que se saltan las colas para ir a tomar un café», señala en su escrito, que continúa: «Enhorabuena a los compañeros que hoy habéis dado todo vuestro esfuerzo en intentar salvar una vida y para ello, qué mejor que esta imagen para saber y dar a conocer a la gente cómo nos llegamos a sentir después de un servicio complicado. En este caso, con buen resultado».

Maroto asegura que este tipo de abrazos no son extraños en su oficio. Muchas veces, señala, para «descargar tensiones». En este caso, explica, los tres técnicos y la médica se abrazan tras un servicio que fue «complicado, muy laborioso y que requirió, incluso, la actuación de los bomberos». «Requirió un esfuerzo, pero salió bien», insiste este profesional, que matiza que, para ellos, que un servicio salga bien significa que el paciente ha llegado vivo al hospital y, dentro de lo posible, estabilizado. «Ahí es hasta donde llegamos. Después, ya no depende de nosotros», explica este trabajador del Ib-Salut antes de colgar a toda prisa el teléfono porque le requieren para atender una emergencia.

«Esto que veis es emoción, pero cuando el resultado no es el deseado también nos buscamos para apoyarnos y darnos fuerzas para seguir en nuestra labor», concluye su escrito José Manuel Maroto, que firma la carta como «un técnico enamorado de su trabajo».