Los técnicos del FAPAS han constatado que este comportamiento se debe a que algunos ejemplares no han podido acumular las grasas que les sirven como reserva durante la hibernación por la ausencia de alimento.

Una alteración que afecta con más intensidad a las hembras con crías pero que puede observarse también en machos adultos que durante estos meses recorren las montañas en busca de alimento.

Por otro lado, el FAPAS apunta al cambio climático, -producto del cual se han registrado temperaturas extremadamente altas durante este invierno-, como el segundo causante de la alteración del ciclo biológico de los plantígrados.

Desde esta organización conservacionista se advierte de que las áreas oseras cantábricas coinciden "en gran parte" con las áreas donde se realizan las batidas de caza de jabalí y alertan del riesgo de que los cazadores confundan ambas especies.

Asimismo, critica la normativa europea que obliga a la retirada de los animales domésticos muertos en las áreas de montaña porque ha hecho disminuir la comida y ha llevado a los osos a atacar las instalaciones apícolas de las zonas de montaña.

En este sentido y según un estudio realizado por el FAPAS en Asturias, la media anual de expedientes de daños a colmenas tramitados antes de la aprobación de dicha normativa era de 35 hasta el año 2001, mientras que con el vigor de la norma la media de los años 2002 a 2006 ha ascendido a 117.

Según este mismo estudio, en el año 2006 con la aplicación del Reglamento Europeo de Control de la encefalopatía espongiforme bobina se recogieron en los concejos oseros asturianos del occidente un total de 5.586 cadáveres, 4.746 más que en 2001.