Pasear por las calles que conforman el casco antiguo de Caravaca de la Cruz es una experiencia inolvidable. El visitante tiene la sensación de haber viajado en el tiempo más de 500 años atrás. Los caballeros templarios, Ginés Pérez de Chirinos y San Juan de la Cruz son algunos de los personajes vinculados a sus castillos, iglesias, edificios civiles y museos. Historia, leyenda y religiosidad están unidas a cada paso que se da en la Ciudad Santa:

GLORIETA

La ruta por la Caravaca monumental bien podría comenzar por la zona de la Glorieta, que está presidida por el Templete. Cada 3 de mayo, se baña en este lugar la Vera Cruz para bendecir las aguas que luego habrán de regar la huerta. Data del siglo XVIII y es obra del arquitecto murciano José López. Tiene una planta circular sobre la que se asienta un hexágono, en cuyos lados se adosan sobre pilastras columnas de orden dórico. ?

Casa de San Juan de la Cruz.

Esta vivienda sirvió de alojamiento al santo peregrino en las siete visitas que realizó a Caravaca. Está situada en la plaza del Templete, entre la calle Ciruelos y la Cuesta de la Cruz.

Casa de la Cultura. Estas dependencias ocupan el edificio del antiguo hospicio de los Jerónimos, fundado en 1581 y trasladado en 1638 frente al Baño de la Vera Cruz, donde subsistió hasta la desamortización, en 1835. Más de un siglo y medio después, en 1994, se inauguraba en él la Casa de la Cultura, que recibió el nombre de Emilio Sáez en honor al historiador caravaqueño.

Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Contemporánea a la parroquia de El Salvador, pero construida con materiales más modestos, constituye un buen ejemplo de arquitectura religiosa popular. Un bello artesonado mudéjar de madera policromada cubre la única nave del templo. Su esbelta torre, conocida como la de los pastores, está rematada por un campanario construido en el siglo XVIII. En el retablo mayor destacan la imagen de la Purísima de Francisco Fernández-Caro, otro escultor de la tan prolífica escuela de Salzillo.

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen

. Este convento de frailes carmelitas fue fundado por San Juan de la Cruz en 1586. La iglesia fue edificada en el siglo XVII y diseñada por el arquitecto fray Alberto de la Madre de Dios. Tiene planta de cruz latina con cúpula sobre pechinas en el crucero y bóveda de medio cañón en la nave. Su fachada conserva ese aire de sobriedad y belleza que caracteriza a tantas iglesias carmelitas del inicio del Barroco en España. Parte de su recinto forma parte de una hospedería, en la que uno puede vivir entre muros de sabor histórico.

Monumento a San Juan Peregrino. Situado en la plaza?del mismo nombre y realizado por Rafael Pi Belda, es una escultura de bronce fundido que representa al Santo en actitud peregrina en conmemoración de las siete visitas que San Juan de la Cruz realizó a la ciudad.

CALLE MAYOR

Palacio de la Encomienda. Es conocido también como Casa Tercia. Su construcción se inició en el siglo XVI, pero no fue hasta el XVIII cuando se labró su portada de piedra blasonada con el escudo de la Orden de Santiago. En ella se recogían los tributos y diezmos de la Encomienda, para cuyo almacenaje disponía de varias bodegas con tinajas para el vino y el aceite.

Compañía de Jesús. Data del siglo XVI. El edificio fue abandonado por los jesuitas en el siglo XVIII tras el decreto de expulsión del rey Carlos III. Actualmente, la iglesia se utiliza para exposiciones temporales y actos culturales. Sigue el modelo clásico de la arquitectura jesuítica, aunque hoy día sólo se puede contemplar la distribución y proporción de los volúmenes, sin decoración alguna.

Parroquia de El Salvador. Fue edificada entre los años 1534 y 1600. Constituye una bella muestra de arquitectura renacentista. Sus planos se atribuyen a varios tracistas, como Pedro de Antequera, Pedro Monte de Isla e incluso Jerónimo Quijano, éste último de dudosa participación. La capilla mayor muestra un retablo barroco de José Sáez, procedente de la iglesia de la Compañía de Jesús. Los dos altares de los testeros laterales son dos hermosos retablos de columnas salomónicas del siglo XVII. El edificio está declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1983. En el exterior busque la famosa arpía con cabeza y pecho de mujer y cuerpo y garras de ave de presa, que con significado cristiano se recoge de la mitología griega.

En el interior hay varias esculturas de la escuela salzillesca, cuyos autores son Marcos Laborda y Roque López, el más sobresaliente. En orfebrería, destaca la Cruz Mayor y la Custodia del Corpus, así como las rejas del magnífico artesano Ginés García, de comienzos del XVII y que cierran algunas de las capillas laterales del templo.

CASCO ANTIGUO

Museo de la Soledad. La parroquia de la Soledad fue la primera que hubo en la ciudad. Fue construida en el interior del antiguo recinto amurallado y reconstruida posteriormente en el siglo XVI. Hoy alberga el Museo Arqueológico local. En su interior se exponen diversos materiales arqueológicos, desde el Paleolítico hasta la Edad Media, destacando los procedentes del Complejo de la Encarnación.

?Basílica de la Vera Cruz

. Se encuentra en una colina desde la que se domina toda la ciudad. Bajo este cerro discurre el entramado irregular y desordenado del barrio medieval, en el que hoy día todavía se pueden contemplar restos de la muralla. En él se distinguen dos partes claramente diferenciadas: la zona amurallada y la Basílica, cuyas obras comenzaron en 1617 y finalizaron en el siglo XVIII. El recinto amurallado forma un heptágono rodeado de 14 torreones. La iglesia es de traza renacentista con clara influencia herreriana y con una espléndida fachada barroca de mármol rojo y negro. El Castillo, como conjunto, está declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional desde 1944.

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Museo Reinón. El edificio donde se ubica el Museo forma parte de las instalaciones de la Basílica. Está situado en la Casa del Capellán. Se compone de tres salas dedicadas a la historia de la Sagrada Reliquia, al ajuar litúrgico y a la arqueología del Santuario. Su colección básica procede del antiguo Museo de Arte Sacro e Historia de la Vera Cruz. El Museo comprende colecciones de orfebrería, pintura y documentos. Dentro de la pinacoteca destacan seis óleos sobre tabla del siglo XVI, originales de Hernando de los Llanos, pintor que fue discípulo de Leonardo da Vinci. Cuatro de ellos narran el Milagro de la Aparición de la Cruz. En orfebrería, destaca la custodia-ostensorio de la Cruz, de principios del siglo XVI, regalo del primer Marqués de los Vélez y del comendador de Caravaca, Pedro Fajardo; y el Portacruz de los Baños, regalo de Luis Fajardo, segundo Marqués de los Vélez. Digna de mención es la caja-estuche de plata sobredorada, donada hacia finales del siglo XIV por el maestre de la Orden de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa. También se ha hecho visitable parte del antiguo trazado del Castillo, en donde se puede ver una antigua mazmorra de la época.

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Monumento al Caballo del Vino. La escultura, de Rafael Pi Belda, representa la Carrera de los Caballos del Vino que se realiza en Caravaca en la mañana del día 2 de mayo, durante las fiestas en honor a la Vera Cruz. Simboliza el esfuerzo armonizado entre caballo y caballistas al ascender la cuesta en una trepidante carrera hasta la Basílica.

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Ayuntamiento. Preside la plaza del Arco. Es una obra barroca del siglo XVIII en cuya traza intervino el arquitecto Jaime Bort, autor de la fachada de la Catedral de Murcia. La fachada principal está dividida en tres cuerpos: el primero incluye el arco central que da nombre a la plaza. En el centro está el monumento al Moro y al Cristiano.

Monumento al Moro y al Cristiano. Su autor es Rafael Pi Belda. Está realizado en bronce con pie de mármol. Representa la huida del moro frente al asentamiento, posesión y victoria del cristiano. Las placas que se encuentran a los pies del monumento conmemoran los 40 años de existencia de los grupos festeros que desfilan por las calles de Caravaca durante las fiestas patronales.

Calles

. En torno al cerro del castillo se encuentra el barrio más antiguo de Caravaca. A partir de los siglos XII y XIII es cuando empieza a formarse un núcleo concentrado y fortificado de relativa importancia. El pueblo utilizó para su situación las laderas norte, este y oeste, aprovechando, naturalmente, la parte más suave de la pendiente natural. El barrio tiene la típica estructura irregular y desordenada en la que se entrecruzan callejuelas, se abren placetas y aparecen callejones sin salida. Estaba rodeado por una muralla de la que aún se conservan restos. Se aconseja subir al Castillo por el barrio medieval, a través de la calle Soledad y la plaza Mayor, o a través de los accesos por la calle Olivericas.