Educación

Santa Cecilia en el colegio San Félix de Cartagena

Abraham, miembro de ‘estación musical creativa’, visita el centro para realizar un taller en el que se trabaja el respeto a la diversidad a través de la percusión

Abraham con alumnos y profe del San Félix de Cartagena y con sus imprescindibles instrumentos de percusión. | L.O.

Abraham con alumnos y profe del San Félix de Cartagena y con sus imprescindibles instrumentos de percusión. | L.O.

Hoy, Abraham nos cuenta una interesante jornada desarrollada en el colegio San Félix de Cartagena con la música como elemento principal: «La música es una herramienta fundamental para trabajar la disminución de conflictos en el aula, el respeto y la igualdad, la multiculturalidad y la prevención del acoso y el bullying.

Perdón, me presento, soy Abraham, percusionista y miembro de ‘Estación Musical Creativa’, una cooperativa de instrumentistas y profes de música que además de las actividades en su propia escuela, también lleva la música y su enseñanza allá donde fuera necesario.

Hace unos días, desde el colegio San Félix de Cartagena se pusieron en contacto conmigo para, coincidiendo con el día de Santa Cecilia, llevar allí ‘Percusiones del mundo’. Este es un taller en el que a través de la percusión trabajamos la mejora de la convivencia, la interculturalidad y sobre todo el respeto a la diversidad como forma de prevenir conflictos.

Nada más llegar y tras pensar que me había perdido y entrado en una calle sin salida, aparecí en un colegio muy acogedor en el que respiraba un olor que me encantaba. No sé definirlo, puede ser que oliera a tranquilidad...

Mientras descargaba y preparaba los más de treinta instrumentos de todas las partes del mundo, estuve charlando con Víctor, entre otras cosas secretario, sobre las realidades multiculturales como un valor añadido, como un plus de nuestros centros educativos. Sí, con sus complejidades y sus retos, pero también con su múltiples ventajas y oportunidades.

Una sesión del taller ‘Percusiones del mundo’ en el cole. | L.O.

Una sesión del taller ‘Percusiones del mundo’ en el cole. | L.O.

Tras varias sesiones del taller por las que fueron pasando la mitad de los cursos de Primaria, seguí confirmando aquello que respiraba al entrar al centro y que ahora también respiraba con los niños y las niñas durante el taller. No sé, respiraba buena onda, ‘buena vibra’ que se dice ahora.

Aprender desde distintos sitios. Sobre eso estuve comentando con Estela, entre otras cosas, profe de Música. La importancia de estas actividades en las que en una sesión se cristaliza el trabajo de muchos años clase a clase: el pulso, el compás, la subdivisión, la poliritmia, timbres, texturas, arreglos, coordinación, tantas y tantas cosas que los y las profes enseñan día a día y de pronto se asientan desde otra perspectiva a la vez que se prepara el terreno para los próximos aprendizajes. ¡Qué importantes son las sinergias educativas y cómo multiplican los resultados de nuestro trabajo!

Tras el recreo, el resto de clases de Primaria fueron pasando por el salón de actos para terminar el taller. En estos cursos, además respiraba colaboración. De hecho, estos mismos alumnos y alumnas más mayores cargaron mi furgo con todos los instrumentos mientras me daban las gracias por el taller y me hablaban sobre los instrumentos que había en su casa, en la de sus primos y primas y me preguntaban si había escuchado la última canción de alguien que tenía no sé cuántas mil reproducciones.

Al despedirme de Jose Antonio, entre otras cosas director, estuvimos valorando la importancia de cuidar. Cuidar el equipo, al alumnado, el centro, la relación con el entorno y a las personas que como yo, vienen de fuera.

Y entonces lo entendí. Eso era lo que respiraba, respiraba ‘el cuidar’, y la continuidad en ese cuidado; seguir cuidando porque sabes que lo estás haciendo por tu gente, por el cole, por los niños y niñas y por el mundo.

Con el adiós de los niños y niñas desde lejos me despedí recordando como desde lo emocional, lo musical y lo artístico, podemos llegar donde pretendemos, pero por otros caminos. Todos esos caminos son compatibles y se refuerzan unos a otros. Qué bonito es ir a enseñar y salir aprendiendo.

¡Que viva la música y que viva la educación!»