Psicología infantil

El problema del pedagogismo: entrevista a Alberto Royo

El problema del pedagogismo: entrevista a Alberto Royo

El problema del pedagogismo: entrevista a Alberto Royo

J. Alejandro López

La pedagogía se ha convertido en el motor central de la educación. Esta circunstancia está siendo criticada por un conjunto de filósofos que mantienen la postura de que la educación, más que con la pedagogía, ha de nutrirse de la filosofía como centro de gravedad. Se tacha a la educación actual de subjetivista, psicologicista y relativista, al servicio de modas y de poseer una jerga empresarial más preocupada por que el alumnado alcance unas competencias que sean funcionales para el mercado laboral que por el hecho de convertir a los individuos en ciudadanos.

Pero no toda fuente de conocimiento pedagógico es criticable. Podemos hablar así de pedagogismo como esta corriente nociva que enturbia el buen hacer del profesorado. Para hablar de este tema, hemos entrevistado a Alberto Royo. Alberto es guitarrista clásico, musicólogo y profesor de instituto. Es autor de varios ensayos como Contra la nueva educación (2016), Breviario antipedagogista (2022), publicados en Plataforma Editorial, y Contra el pedagogismo (Letras inquietas. 2023).

Sobre cómo podemos definir pedagogismo Royo afirma que pedagogismo es entender la pedagogía como un fin en sí mismo y no como una herramienta para reflexionar sobre la enseñanza, al servicio de esta y con el fin de mejorar su eficacia. Si el profesor ha de estar al servicio del saber, la pedagogía debería estar al servicio del profesor. Pero ocurre más bien que se pretende poner al profesor al servicio de la pedagogía y que esta suplante al conocimiento, diluido en un maremágnum emotivista y antiintelectualista en el que sobran los contenidos, considerados un estorbo. Así, se critica la «acumulación de conocimientos», se alerta sobre el «enciclopedismo» (como si los enciclopedistas hubieran sido tiktokers) o se caricaturiza la memorización, mientras se ensalzan planteamientos que, en el mejor de los casos, son únicamente vistosos, y muchas veces directamente fraudulentos.

Con respecto a diferenciar dos tipos de pedagogía, preguntamos si podemos observar dos enfoques: uno más racional e ilustrado y otro más emocional, empresarial y constructivista. A este respecto Royo afirma que la emoción está en el conocimiento y es este conocimiento el que nos produce la emoción que nos lleva a apreciar lo que es bello. Lo otro no es emoción sino emotivismo. Uno ama lo que conoce y nosotros tenemos la responsabilidad de adentrar a nuestros alumnos en lo desconocido para darles la oportunidad de amarlo. Por otra parte, la visión empresarial debe quedar para el mundo empresarial. Nuestro cometido es formar personas en el sentido más amplio. En cuanto al constructivismo, hay tantas pruebas ya de su fracaso que no vale la pena insistir en ello.

Por último, preguntamos sobre cuáles son los antídotos ante este pedagogismo. Para Alberto estos antídotos pasan por mantener firme el compromiso con el aprendizaje de nuestros alumnos y no dejar que se nos distraiga de lo verdaderamente importante: hacer lo posible por mejorar nuestra eficacia como docentes, enseñar cada vez más y mejor. Por lo tanto, si el pedagogismo persigue que dejemos de enseñar para afrontar desafíos utópicos o vaporosos que en el fondo son una excusa para no tener que justificar por qué no enseñamos, empeñémonos nosotros en lo contrario: leamos, estudiemos, reflexionemos todo lo que podamos para ser cada día mejores maestros.