La timidez infantil como problema suele pasar desapercibida durante muchos años, ya que los padres piensan que se trata de una característica de personalidad. Como el niño tímido suele ser tranquilo y callado, no llama la atención, por lo que es más difícil percatarse de que tiene problemas y necesita ayuda profesional. Esto se debe a que los niños tímidos no externalizan sus problemas, sino que los guardan para sí y, como resultado, no muestran conductas disruptivas extremas, que son las que más suelen preocupar a los padres.

Características de los niños tímidos:

• Problemas para relacionarse con sus coetáneos, al niño le cuesta iniciar y mantener una conversación, no suele tomar la iniciativa, sino que se muestra distante y reservado.

• No participa en clase, no porque no tenga los conocimientos sino porque se avergüenza al tener que exponerlos delante de los demás.

• Aislamiento y evitación de actividades que son normales para su edad, como los juegos a la hora del recreo o las competencias deportivas en la escuela.

• Ansiedad anticipatoria ante las situaciones que le producen miedo, como tener que hablar en público, leer en voz alta, hacer recados o ir a la pizarra.

• Síntomas psicofisiológicos que se activan cuando se expone a la situación temida, como sudoración de las manos, rubor, tartamudeo, nauseas y palpitaciones.

• Descarga emocional. Los niños tímidos suelen tener una escasa expresividad emocional, pero en algunas ocasiones se produce una descarga y lloran sin que exista un motivo, al menos aparentemente. Ese llanto suele ser una válvula de escape para liberar la tensión acumulada y los sentimientos reprimidos.

Si tu hijo es tímido:

• No le fuerces a enfrentar situaciones sociales nuevas, es mejor que antes se sienta cómodo con las situaciones que ya puede manejar. Es conveniente que le plantees nuevos retos, pero sin agobiarle porque cada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje.

• No le ridiculices ni le hagas sentir diferente al resto de los niños, al contrario, explícale que la timidez es algo que le ocurre a muchas personas.

• Apóyale de manera incondicional, muestra comprensión y confía en sus capacidades. El niño debe saber que sus padres le aman y aprecian por quién es, no a pesar de quién es.

• No le des una importancia excesiva al problema ya que ello podría representar una fuente de tensión adicional para el niño.

• No permitas verbalizaciones negativas sobre sí mismo, como ‘no sirvo para nada’ o ‘nunca podré hablar en clase’; en su lugar, explícale que se trata de ideas exageradas y que un problema en un área no significa que tenga menos valor en otras. Resalta siempre sus características positivas.

• Ayúdale a enfrentar las situaciones nuevas que representan un desafío, pero sin caer en la sobreprotección. El objetivo no es hacer las cosas en su lugar, sino disminuir el nivel de ansiedad para que pueda superar la timidez.

• Elógiale cada vez que logre sobrepasar alguna de sus barreras y afronte con éxito una situación social, por pequeña que sea. De esta forma no solo le estarás motivando sino que le estarás indicando que va en la dirección adecuada y que es posible vencer la timidez.