Noticias del Antropoceno

Mi amigo Julio Ariza y su amigo Alejo

Dionisio Escarabajal

Dionisio Escarabajal

Me ha conmovido la noticia del atentado sufrido por Vidal-Quadras a manos de lo que parecen ser sicarios profesionales en pleno barrio de Salamanca. Solo conozco al exeurodiputado de un encuentro en el despacho de Julio Ariza en el que se habló del accidente en la central de Fukushima, que él describió con abundancia de recursos técnicos, propios de su cualificación en Ciencias Físicas. Desde aquí deseo al señor Vidal-Quadras una pronta recuperación.

Me consta que Vidal-Quadras tiene una larga relación de amistad con Julio Ariza, al que por otra parte conozco hace la friolera de cincuenta años, cuando ambos éramos numerarios del Opus Dei y coincidimos estudiando en Pamplona. Julio y Alejo fueron diputados en el Parlamento de Cataluña representando al Partido Popular en la era previa al primer Gobierno de Aznar, con los Pujol campando por sus respetos. Cuando Aznar empezó a hablar catalán en la intimidad y se bajó los pantalones para gobernar con mayoría suficiente, a Julio y Alejo le dieron la patada porque no estaban en la misma onda. Como le gusta repetir a Julio: «Aznar no se fiaba de que Alejo pudiera salir adelante, y por eso le promovió a eurodiputado. Como sí confiaba en mí, me dejó en la puta calle». 

Afortunadamente, Julio, con cuyas convicciones políticas y religiosas actuales discrepo sustancialmente, es un superviviente nato. Cuando perdió pie en el PP de Aznar, compró un espacio en la radio y lo explotó por cuenta propia. En sus idas y venidas a Madrid para contratar publicidad, le surgió la oportunidad de comprar Radio Intereconomía, que estaba ‘aparcada’ en la CEOE. Julio se adjudicó el marrón por un precio simbólico y, a partir de ahí, montó un imperio mediático que aún subsiste en cierta forma contra viento y marea. Cuando me invitó, en el momento álgido de su trayectoria, a una cena de Navidad con sus casi setecientos empleados tuve ocasión de recordarle los bocadillos pantagruélicos que le hacía mi madre en el verano en el que, básicamente, lo tuvimos acogido sus amigos de Cartagena, después de su salida traumática (siempre lo es) de la Obra.

Suscríbete para seguir leyendo