Todo tiene un precio

Todo tiene un precio, vaya una novedad. Los votos y los escaños, también. Que se lo pregunten a López Miras. Los votos tienen un precio incluso cuando sirven para poco. Lo advirtió el pasado miércoles Cristina Valido, portavoz de Coalición Canaria, en su intervención durante el debate de investidura de Núñez Feijóo: el compromiso de su apoyo a la misma condiciona al PP tanto si el líder de éste hubiera alcanzado la presidencia del Gobierno como si no.

Es decir, el grupo parlamentario de Feijóo deberá votar favorablemente las iniciativas que Coalición Canaria proponga en el Congreso aunque el PP esté en la oposición. El voto de la nacionalista canaria, que servía a Feijóo para adornar el hecho de que sólo contaba con un respaldo sustantivo, el de Vox, se le ha colgado a la espalda, a pesar de no haber sido decisivo para llegar a la mayoría absoluta. Debe suponerse que es el mismo caso de UPN, el partido regionalista navarro que también hizo las funciones de guinda al pastel PP/Vox.

Por tanto, el PP, que pregona la igualdad de trato a todos los territorios, incurre en una evidente contradicción: tendrá que ofrecer una atención preferente y diferenciada a los partidos canario y navarro con los que ha pactado la investidura, aunque ésta haya resultado fallida, no por culpa de esos socios reducidos al mínimo de su representación.

Aquí se puede empezar a comprender que el PSOE, que precisa de los votos de grupos más nutridos, deba hacerles a su vez algunas concesiones, también derivadas de las reivindicaciones territoriales de éstos. Los socialistas deben satisfacer a vascos y catalanes, y los populares a canarios y navarros.

Es verdad que las demandas de estos últimos no violentan la Constitución, pero sin ninguna duda ponen en entredicho el lema de la igualdad para todos, pues Feijóo se ha comprometido, por ejemplo, con una ‘agenda canaria’ y no hay noticias de que lo haya hecho con una ‘agenda murciana’, sin ir más lejos.

¿Lo vemos claro?

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