Mamá está que se sale

Vidas ajenas

Elena Pajares

Elena Pajares

No soy muy de revistas del cotilleo. Me suelen preocupar cero las vidas ajenas, y además tiene todo un tufo a falsedad que me tira para atrás. Luego está el hecho de que, estoy convencida, si buscas un Hola de hace diez años, salen las mismas noticias de ahora, pero con otros personajes. Pues con todo y con eso, me he enganchado al canal de YouTube de Pilar Eyre.

Hay que ver lo que sabe esta mujer. La escucho de fondo, y muchas veces ni oigo lo que dice, sólo me llega de lejos cómo habla de las fiestas que daba Jaime de Mora en Marbella, de la boda de Carmen Thyssen, donde había sirvientes con antorchas a lo largo de la entrada, que si el vestido de fulanita de tal era de un modisto famosísimo, pero que después de ponérselo y lucirlo, le gustó tanto que se lo quedó, y se lo llevó sin pagar.

Es verdad que ese mundo glamouroso del famoseo, al menos el que había cuando yo era más pequeña, cuando los famosos eran personajes en sí mismos, no por salir en revistas, resulta de lo más entretenido. Es curioso escuchar cuando las fiestas las daban verdaderos aristócratas, y verdaderos millonarios, y no los pelagatos que veo en las portadas de las revistas. Yo estoy con mis papeles y mis cosas, con problemas reales, y me llega de fondo ese runrún perdiéndose en detalles de las vajillas y las decoraciones florales, que me parece que estoy también allí, entre los invitados de la cena de Gunilla von Bismarck cuando celebró no sé qué por segunda vez.

Es curioso oírle hablar de cómo se buscaba la vida para coincidir con ese famoseo. Cuenta, por ejemplo, que en sus tiempos jóvenes era costumbre de los periodistas presentarse en las casas de los famosos, por si les daban la deseada entrevista. Y cómo algunos les recibían y además de la entrevista, les agasajaban con meriendas fabulosas. Y que luego en la puerta, al despedirse, el servicio les decía «digan también en la revista que no nos pagan desde hace varios meses, a ver si así...». La triste realidad de que no es oro todo lo que reluce.

Lo último que le he oído ha sido sobre la infanta Cristina, que por lo visto se divorcia ya, por fin. Vaya una mártir. Ha contado que ella es la que mantiene a toda su familia, incluido al exmarido, y que ha acordado con su padre, el Rey emérito, que le pague a Iñaki lo que sea, con tal de que no hable. Y que después de todo, va él y se lo agradece llevándose a la novia a pasar San Valentín de finde romántico en su casa (la de la infanta). Hay que ver cómo son algunos.

Y ahora entiendo la de ratos que pasará la gente, imaginándose las vidas ajenas, como si fueran la propia. Pensando qué harían si les pasara igual, o qué le dirían al famoso de turno.

Al final, se trata de hacer como que vives esas vidas ajenas para no afrontar la que tienes.

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