Verderías

Uno más entre nosotros

Herminio Picazo

Herminio Picazo

Estuve viendo un vídeo divulgativo que ha realizado la dirección general de Medio Natural de la consejería de Medio Ambiente sobre la próxima reintroducción del lince ibérico en la Región de Murcia. El vídeo se llama Uno más entre nosotros, título que me parece un acierto.

Lo vi en compañía de mis dos crías. A la mayor le gustó el vídeo, el bicho le encantó y, obviamente, pensó que estaría muy bien tener uno en casa. Terminado de verlo, tardó luego tres minutos en olvidarlo para ponerse con sus cosas. Pero la pequeña, que tiene una cabeza que a veces no sé de dónde la saca, tardó también tres minutos en volver a lo suyo pero trascurridos otros tres vino hacia donde yo estaba y me preguntó: «Pero, papi, ¿y para qué queremos tener ese bicho en Lorca?». Gran pregunta. Una curiosidad que me permitió tener un rato muy divertido de charla con ella.

El caso es que conservar y recuperar la biodiversidad tiene tantas ventajas y puede hablarse de ello desde tantas derivadas que esta columna no me da para explayarme. Hay razones éticas y estéticas, desde luego, pero sobre todo hay muchas pistas que nos muestran que la pérdida de la biodiversidad es un indicador medible de que vamos por mal camino, de que nuestra propia calidad de vida irá a medio plazo en declive paralelo al declive de la calidad del ambiente, de que la industria farmacéutica perderá fuentes para nuevos desarrollos, de que decaerán las opciones de futuro para la industria alimentaria, o de que perderemos las oportunidades económicas que se asocian a la biodiversidad, incluidas las del turismo y la contemplación.

¿Han visto ustedes alguna vez un quebrantahuesos volando? Quizás no si son ustedes murcianos y tienen menos de 90 o 100 años, cosas ambas más que probables para los lectores de este periódico. Pero el caso es que nuestros abuelos sí que pudieron disfrutar de la impactante imagen de un ave potente y exagerada, de una máquina perfecta de volar, de un bicho excelentemente diseñado para la forma que tiene de alimentarse.

Ahora no tenemos quebrantahuesos (aunque parece que se va acercando), ni águila imperial, ni foca monje, ni lobo, ni calamón, ni alimoche, ni águila pescadora, ni tantas otras especies de nombres tan sonoros como sugerentes. El siglo XX murciano acabó con ellos. Y miren las listas de especies en peligro en la Región de Murcia: fartet, avutarda, nutria, perdicera, cernícalo primilla, garza imperial, gaviota de Audouin, y otras tantas especies, sobre alguna de las cuales, no todas, la Consejería está con sus correspondientes planes de conservación.

Cada vez son más los informes científicos que alertan de que la biodiversidad mundial está en peligro. Naciones Unidas no para de decirnos que la cosa va en serio y que es mucha, y muy incontrovertible, la urgencia de reaccionar para conservar y recuperar la biodiversidad. Lo que hagamos en todas las escalas, incluidas la regional y la local, es importante.

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