La Opinión de Murcia

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Alberto Garre

Carta de un expresidente

Alberto Garre

Moción de censura

El pasado día 14 del corriente mes, el líder de Vox, Santiago Abascal, instó al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, a la presentación de una moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

De llevarse a cabo la iniciativa parlamentaria nos situaría en la repetición de un debate parecido a aquel otro en la que se pedía por AP en 1987 la dimisión de Felipe González proponiendo como alternativa la presidencia de Antonio Hernández Mancha, senador entonces, como lo es hoy Feijóo, lo que le impediría censurar al Gobierno, circunstancia que puede haber mermado el ánimo del gallego, pero no le impediría presentar su programa de Gobierno a los españoles,desde la tribuna del Congreso de los Diputados.

De otra parte, ha calado últimamente en el parlamentarismo español la errónea idea de que las mociones de censura solo se han de presentar para ganarlas y, hoy por hoy, el bloque gubernamental y sus aliados disponen de los suficientes escaños para abortarla.

Aun con esas dos circunstancias adversas, soy de la opinión de que la moción de censura a Sánchez ha de llevarse a cabo, por varias razones:

La primera, por imperativo moral. La sociedad española viene sufriendo la desfachatez de un presidente que rebaja penas a sediciosos, plantea indultos a golfos penados y rebaja penas a violadores, Irene diabólica mediante, entre otras muchas barbaridades, lo que merece una urgente censura.

La segunda razón es llevar a donde corresponde, al Parlamento de la nación, el debate sobre la responsabilidad del Gobierno Sánchez, para que, en directo, por televisión, los españoles conozcan las tropelías económicas, sociales y políticas a las que Sánchez somete a la sociedad y sean los ciudadanos quienes juzguen su gestión y el programa de Gobierno de Feijóo y del PP.

La tercera razón no es menor. La mayoría de los españoles saben que el presidente Sánchez es el máximo responsable de la actual situación, pero también conocen de su apego al sillón y que no es tonto. Ha puesto toda la maquinaria de Moncloa, que es mucha, al servicio de su reelección como presidente, que de producirse será un cargo de conciencia en el presente y un pecado imperdonable en el futuro para el PP.

El PP y Feijóo deberían reflexionar, recabar antecedentes y decidir. Entre el 28 y el 30 de mayo de 1980 se debatió la moción de censura instada por el PSOE de Felipe González al Gobierno de Adolfo Suárez. EL PSOE perdió aquella batalla, pero González ganó la guerra, cavó la tumba de UCD y año y medio después cosechó en las elecciones generales de octubre de 1982 una mayoría aplastante, 202 diputados.

Los días 9 y 10 de marzo de 1993 se debatió en nuestra Asamblea Regional la moción de censura planteada por el GPP que dirigía Juan Ramon Calero contra el entonces presidente de la CARM, Carlos Collado Mena, acosado por un alto índice de parados, la parálisis administrativa, el asunto Casa Grande y la pérdida de confianza por miembros de su propio Gobierno. Sabíamos que no saldría adelante, pero era nuestra responsabilidad presentarla.

Fui autor de aquella moción de censura. En el transcurso del debate manifesté: «Señor presidente, yo no sé si usted se va a ir al término del debate o unos días más tarde, ya ha aguantado usted bastante y los murcianos le han aguantado bastante a usted». ( Diario de Sesiones de nuestra AR, núm. 82, III Legislatura, pág. 3506). El señor Collado dimitió 36 días más tarde. Dos meses después, el 6 de junio se celebraron elecciones generales, el PPRM sacó al PSOE más de 50.000 votos y el 28 de mayo de 1995 Ramon Luis Valcárcel cosechó mayoría absoluta, 26 diputados.

El PP y Feijóo deberían tomar nota, la moción de censura es un acto de responsabilidad política, se gane o se pierda y, además, las brevas políticas no existen, no maduran solas.

¿Se dan suficientes razones para censurar al Gobierno? ¿Sí o no? Sí, pues preséntenla. ¿A que esperan?

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