La Opinión de Murcia

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Elena Pajares

Mamá está que se sale

Elena Pajares

Sedición: un poco de calma

Como últimamente me ha dado por estudiar, y tengo los códigos a mano, no me he podido resistir a ver eso de la reforma del delito de sedición. Es lo que tiene que cada vez que pase por delante de la tele estén con lo mismo, la lata de la sedición. Y te digo otra cosa: pocas cosas hay más complejas y laberínticas que la pena a imponer. Aquí hablan de leyes y de condenas como de kilo y medio de peras.

No quiero empezar siendo aguafiestas para los que ponen el grito en el cielo, pero el delito de sedición, «los que se alcen pública y tumultuariamente para impedir por la fuerza, o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes» es una redacción que data, por lo menos, del año 1800. No se ha tocado desde entonces. El código penal y las leyes en general se van actualizando con los tiempos. En otros delitos, no ha entrado en vigor la última reforma y ya los están cambiando. Con la sedición, como hace lo menos dos siglos que vivimos con mucha paz, con permiso de Putin, ese articulito y los que le siguen, no habían sido tocados. Quizá, mirando de lejos a los catalanes y a los vascos, se habían dejado ahí, deliberadamente, por si acaso estos independentistas se venían arriba, y había que echar mano de algún arma legal con la que asustarles. Eso sí, no me digas que la redacción del artículo no te suena a telenovela histórica. Sólo las expresiones «pública y tumultuariamente» me recuerdan a Napoleón, por favor.

De hecho, las penas que acarrea la gracia de alzarse con tanta bravura, son de las más graves del código penal. Ten en cuenta que, por matar a una persona ya te caen, de base, entre diez y quince años, y que para los cabecillas de la sedición está prevista la misma pena, de diez a quince años. Una auténtica burrada en términos penológicos.

Pero no soy yo la que dice que el delito está desfasado, al menos en el marco europeo en el que vivimos. Por qué crees, si no, que a Puigdemont no se le ha podido traer a España, ni siquiera cuando ha sido detenido en Alemania o en Italia, a pesar de la euroorden y de todos los intentos que se han hecho. Porque para traerlo aquí, por ese delito, es necesario que Bélgica, el país al que se fueron a vivir Puigdemont y su pelo, contemple el delito de la misma forma, con similares presupuestos y penas. Como en Europa el tratamiento legal de la sedición no es equiparable al nuestro, pues una vez que se escapó de España, adiós. Puigdemont, que no sabrá cómo peinarse, pero sí sabe dónde esconderse, se fue a vivir a Bélgica, donde no existe un delito equiparable al nuestro de sedición. Vive allí tranquilamente.

Eso no significa que el follón que se armó quede sin castigo, qué va. Sólo que a esa misma conducta se le impondrá una pena más acorde con los tiempos actuales. Si va a ser desórdenes públicos agravados o el nombre que le quieran poner, es lo de menos. De hecho, de rositas no se irán. Los actuales desórdenes públicos están penados con prisión de hasta seis años tal y como está redactado, hoy, el código penal. Si se idease un tipo agravado para este delito, al final la pena a imponer sería muy similar a la prevista por la sedición, así que no veo el por qué de tanto lamento.

Otra cosa es la estrategia y la oportunidad política de la reforma. Está claro que Pedro Sánchez es una chistera andante. Se saca trucos de la manga a diestro y siniestro, y lo de la reforma del código penal es otro del repertorio. Me hace gracia, la situación actual es tan de su estilo que aún no se ha reformado el código penal, aunque todo el mundo lo dé por hecho, y no sólo los catalanes ya están peleados entre sí, sino que de la independencia ya ni se acuerda nadie. A saber ,si no les sale ahora como con la vicepresidencia de Pablo Iglesias, que luego había memes de que te tocaba una hasta en los yogures.

Yo en el lugar de los catalanes, me haría menos ilusiones con la reforma, y me pondría a pensar por dónde me va a salir Pedro, que ya le conoces, es único en su especie.

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