La Opinión de Murcia

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Herminio Picazo

Verderías

Herminio Picazo

Dos grados de nada

A veces es difícil calibrar las verdaderas consecuencias que están detrás de los datos. Pondré un ejemplo. En la Cumbre del Clima de París de 2015 se ha acordó que el planeta no debe de superar un calentamiento global de dos grados. ¿Dos grados? No suena a mucho, ¿no? Tampoco parece la cosa como para andar todos los científicos tirándose de los pelos, ¿verdad?

Veamos algunos ejemplos. Copenhague, 8 de enero, cuatro grados bajo cero. Y bien, ¿si fueran dos grados bajo cero ¿qué pasa? Roma, 15 de julio, estamos a 33 grados centígrados ¿y qué si fueran 35? Ocurre con esto que en los extremos los datos se aproximan. Es como cuando una diferencia de seis años entre dos hermanos resulta grande cuando uno tiene once y el otro cinco, pero deviene en irrelevante cuando aquel tiene 89 y el otro 83. Ocurre esto también en materia de clima, lo importante son las medias y los rangos de mitad de la tabla.

En estos años tenemos entre nosotros la demostración de que dos grados son, efectivamente, mucho, demasiado. AEMET ha informado de que éste y los anteriores años han sido los de mayores temperaturas, olas de calor y anterioridad y permanencia de la entrada de los 30 grados de máxima. En los últimos 71 años el calor veraniego se ha adelantado entre 20 y 40 días por término medio en España. El verano se está merendado a la primavera y el otoño al invierno. Según AEMET, la causa de este fenómeno no es otra que el cambio climático y el progresivo calentamiento de la Tierra.

Pues resulta que estas claras sensaciones de calor se concretan en incrementos de medias anuales de temperatura muy lejanos a esos dos grados de París, e incluso al grado y medio que las cumbres del clima marcan como objetivo óptimo. En los enormemente cálidos años 2019, 2020 y 2021 el incremento de la temperatura media anual en España fue, con respecto al valor medio 1981-2010, de 0,8 grados en 2019, de 1 grado en 2020 y de medio grado en 2022.

Ya ven, 0,8, 1 y 0,5 grados de incremento medio es lo que ha hecho de España, y con más intensidad del sureste y el sur español, un lugar tórrido. Imaginen, o mejor no lo hagan, lo que pasaremos cuando ya mismo, según las informaciones que se están conociendo de la nueva Cumbre del Cima de Egipto, la media global esté en los dos grados de incremento.

La Cumbre del Clima de Sharm el Seij, que si no hay prórrogas terminará hoy mismo, nos ofrece una oportunidad para seguir luchando contra el calentamiento global, aunque las perspectivas no son muy halagüeñas. Pero el año que viene habrá otra cumbre, y al siguiente otra, y cada vez se avanza más rápido y los resultados son más potentes, aunque sea por debajo de las necesidades y las ambiciones.

Quizás, si se imprime más ritmo, aun llegaremos a tiempo.

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