La Opinión de Murcia

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Elena Pajares

MAMÁ ESTÁ QUE SE SALE

Elena Pajares

En el laberinto (judicial)

Tanto he escuchado lo del bloqueo del Poder Judicial que me he puesto a mirar qué es lo que ha causado tanto revuelo y tanta cosa. Yo creía que era un sistema de votos, proporcional entre todos los poderes del Estado, y que cada cual estaba contento con su parte. Como había una representación supuestamente afín a las mayorías parlamentarias, venía a haber un poco de cal y un poco de arena para todos. Mira por dónde, al final vamos a saber qué es lo que se cuece en los fogones de esos tres poderes que, teóricamente, debían ser independientes entre sí.

Yo creo que más les valía callarse y arreglarlo como fuera. Porque manifestar y reconocer públicamente que al final son los políticos quienes eligen a los jueces tiene tela. Y la pelea no es por elegir a los jueces de paz de las pedanías, no. La pelea y el bloqueo vienen por elegir a aquellos de mayor rango e importancia entre los jueces, por controlar a los que tienen la última, ultimísima, palabra en tonterías como interpretaciones definitivas de leyes controvertidas (los magistrados del Tribunal Constitucional) o en el enjuiciamiento y fallo de causas judiciales que afecten a políticos (los del Tribunal Supremo). Hombre, tienes que entender que la actividad política es una profesión de riesgo, y es necesario hacerse con un buen seguro, judicial en este caso, que te saque de un apuro en caso de patinazo. Desde ese punto de vista, no me extraña que nadie ceda un centímetro.

Ocurre que, como órgano de gobierno de los jueces, que dicho así parece muy etéreo, el CGPJ tiene entre sus funciones la de elegir a todos los miembros del Tribunal Supremo, y la de proponer a dos de los miembros del Tribunal Constitucional. Encima sin criterios de baremo o de escalafón, sino a propuesta libre una vez cubierto un nivel. Controlar el CGPJ viene a ser como tener un anillo para controlarlos a todos. Mi tesoro.

Llevamos con este lío desde que el bueno de Rajoy, con su mayoría absoluta de 2013, propiciara que el CGPJ tuviera, sensiblemente, su mismo corte ideológico. Ideológico, sí, no pongas esa cara. Unos y otros buscan colocar jueces que en lo personal piensen como ellos. Pero en realidad, el lío no viene de Rajoy, pobre hombre, sino que empezó cuando en tiempos de Felipe González se cambió el sistema de elección de los jueces (hasta entonces se elegían entre ellos mismos) y se decidió que fueran Congreso y Senado quienes los propusieran. Los tiempos han ido evolucionando, ha habido alguna reformilla, pero desde que con Rajoy se compuso ese CGPJ con cierto escoramiento hacia la derecha, el PSOE y Unidas Podemos quieren cambiarlo como sea. Mientras, ‘las tres derechas’ del PP, Cs y Vox no están dispuestas a propiciar cambio alguno. Ése es, en dos palabras, el resumen del asunto.

Para asegurarse posiciones, el PP ahora sale con que se reforme el sistema de elección de los jueces, para que se vuelvan a elegir entre ellos, sin interferencias políticas. Y mientras se aclara el sistema de elección, están los suyos, claro. Y el PSOE, para presionar, y aprovechando que está en el Gobierno, ha prohibido a los magistrados actuales ejercer sus funciones de elección de los jueces del Supremo y del Constitucional, porque dice que estando en funciones, no pueden hacerlo (y así nadie toca nada sin su permiso).

El verdadero problema viene porque, según lo previsto en la Constitución y en la Ley Orgánica el Poder Judicial, y precisamente para evitar monopolios, a los jueces del CGPJ los tienen que elegir el Congreso y el Senado, por unas mayorías muy potentes, y ni los unos, PP, Vox y Cs, ni los otros, PSOE y UP, tienen mayorías suficientes para asegurarse nada. Están abocados a negociar. Y no están dispuestos.

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