La Opinión de Murcia

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Lo veo así

Pity Alarcón

El turismo y Puerto de Mazarrón

A finales del mes de junio del pasado año, los vecinos que han de subir al Faro, en el Puerto de Mazarrón, se encontraban con la sorpresa de que una parte del firme de la carretera se había desprendido. Las medidas que el Ayuntamiento tomó en esos momentos parecieron las más adecuadas: corte de tráfico de la subida al Faro, acceso solo para residentes, se acotó la zona para su revisión y reparación y todas esas cosas que se hacen en estos casos. Todo, a la espera de que los gestores del Ayuntamiento tomaran la decisión de arreglar aquello, que era lo normal.

Mientras tanto, y viendo que en los meses de julio y agosto todo continuaba más o menos igual, los vecinos de un edificio afectado por la caída del muro, o no muro, que ocasionó el desaguisado, visitaron al señor alcalde de Mazarrón, Gaspar Miras Lorente, que los recibió junto a otros responsables del Ayuntamiento y a lo largo de la conversación con los afectados, vino a decir algo así como que «el problema podría estar generado por una defectuosa ejecución de construcción del edificio y la comunidad podría ser responsable de ello». Lógicamente, la cara de los vecinos era todo un poema, y tuvieron que recordarle al regidor las competencias de los Ayuntamientos en la correcta finalización de los edificios, ya que son los encargados de dar la licencia de construcción y de la supervisión de la misma.

Como quiera que el mismo pareció darse cuanta de la barbaridad que había dicho, lo arregló diciendo que esto se licitaría en noviembre y antes de Semana Santa estaría hecho. Pues bien, ha pasado el tiempo, pasó Semana Santa y la situación de la carretera es dantesca. Porque sí, continúa abierta, pero con media calzada en el aire, porque está hueca y esa tierra la tienen los vecinos del edificio en sus terrenos.

Todo esto ocurre mientras nos llega la noticia de que el ayuntamiento de Mazarrón tiene planteadas para 2022 un total de veinticinco actuaciones destinadas a reformar la localidad, declarando el alcalde del municipio, Gaspar Miras, que estas inversiones son de ‘máxima envergadura’. Y nos lo creemos, porque son casi diez millones de euros los previstos para acometer, entre otras cosas, el Plan de Movilidad Urbana Sostenible, la adecuación de los Humedales de Bolnuevo y la rehabilitación de vías públicas en Puerto de Mazarrón. Y qué bien que el Ayuntamiento caiga en la cuenta de que es muy necesaria la rehabilitación de estas vías públicas, porque no se puede pretender atraer turismo a un lugar donde estas vías están pidiendo a gritos un arreglo y donde, por ejemplo, una de las carreteras por las que el turista más transita, en busca de los atractivos paisajes del lugar, que no es otra que la carretera de El Faro, está desde al año pasado a la espera de un adecuado arreglo que evite, de una vez por todas, el peligro de derrumbe que los vecinos están soportando desde entonces.

Junto a los casi diez millones que se esperan para lo apuntado anteriormente, este Ayuntamiento recibirá también más de cuatro millones de euros de los Fondos Next Generation. Fondos que van destinado a impulsar el plan de sostenibilidad Turística Bahía de Mazarrón Sostenible y Digital. El proyecto, dicen, es una apuesta por la modernización de los destinos turísticos a raíz de todas las consecuencias derivadas del Covid-19, y el alcalde Miras ha resaltado que «este plan de sostenibilidad contribuirá a poner en valor los recursos turísticos de Mazarrón así como renovar su reclamo a otro tipo de turismo, no sólo al turismo de sol y playa».

Ahora solo falta que alguien le diga al regidor que el Faro del Puerto de Mazarrón se encuentra entre los atractivos culturales y paisajísticos del mismo, ya que fue construido en 1861, y esa carretera es la única forma de llegar a él, en coche: en un sitio turístico, esperar ese arreglo desde junio del 2021 es mucho esperar.

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