La Opinión de Murcia

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Lo veo así

Pity Alarcón

Núñez Feijóo muy lejos de la centralidad

La mayoría de los países europeos están gobernados por coaliciones de centro, centro derecha y centro izquierda. Y en nuestro país, todos los Gobiernos (excepto esta coalición entre PSOE e IU-Podemos), han gobernando desde el centro, centro izquierda y centro derecha. Y desde esa centralidad no nos fue tan mal. 

Han sido cuarenta años de democracia en el que se ha ido avanzando en derechos y libertades, aunque seamos un pueblo muy difícil de contentar. Un pueblo con un exacerbado sentido crítico, que nos hace aparecer siempre como un país eternamente insatisfecho. Pero hemos de aceptar que ni los políticos, de uno y otro signo, lo hicieron tan mal, ni los votantes se han equivocado tanto a lo largo del tiempo. Quizás porque tanto políticos como votantes comprendieron que el centro, centro izquierda y centro derecha, no es un mal lugar para situarse, antes al contrario: Europa ha avanzado tanto desde la II Guerra Mundial gracias a la moderación que los partidos europeos han sabido imprimir a sus Gobiernos. 

Y si el centro izquierda se ha identificado siempre con la socialdemocracia, el calificativo de ‘centroderecha’ o ‘derecha moderada’ se ha utilizado para diferenciarla de la derecha radical, o ultraderecha, muy alejadas de esa otra derecha comprometida con la democracia y con el Estado de Derecho, que encuentra sus orígenes en el liberalismo clásico y, por lo tanto, está dispuesta a aceptar algunos compromisos o consensos. Algo que pareció olvidar Pablo Casado, como presidente del PP, siendo incapaz de percibir que los bandazos en política se pagan. Que hoy no se puede decir una cosa y mañana otra. Que la herencia de un partido moderado no se puede echar por la borda por no saber medir las consecuencias de los actos, de las palabras, de los gestos, como su aparición en la llamado ‘foto de Colón’ de hace un tiempo. 

Aquella foto, en la que aparecía henchido de gozo Santiago Abascal, el líder de Vox, significó también el adiós del centro derecha en este País. Allí estaban Albert Rivera, entonces líder de Ciudadanos; Pablo Casado, y Cristiano Brown, el entonces candidato de la desaparecida UPyD. Tres partidos de centro derecha que no supieron medir las consecuencias de sus actos, que no supieron ver que ciertas compañías no son aconsejables. Hasta tal punto no son aconsejables, que el único partido político en ascenso de los que aparecen en aquella foto es el ultraderechista Vox, muy alejado de esa derecha moderada tan necesaria. 

Un centro derecha que creímos regresaría con Feijóo, pero es que este político nos tiene un tanto desconcertados. Si cuando se rumoreaba que aspiraría a la presidencia del PP nacional dijo aquello de que «Vox es un partido de ultraderecha» y nos hacía pensar que estaba dispuesto a centrar el PP, según avanzan los días, antes de que en el próximo congreso sea elegido presidente por aclamación (solo se presenta su candidatura), la sensación que tenemos es que no está tan ‘centrado’ como parecía.

Porque está muy lejos de la centralidad eso de pactar con Vox y convertir a Castilla y León en la primera región de toda Europa donde gobernará la extrema derecha. Está muy lejos de la centralidad la acusación que hizo al Gobierno de ‘forrarse’ con la subida de la electricidad y de los hidrocarburos, cuando él, mejor que nadie (es presidente de Galicia) sabe perfectamente que las Comunidades autónomas son las que reciben el 100% de la recaudación del Impuesto sobre Electricidad y el 58% sobre Hidrocarburos.

Y está muy lejos de la centralidad, entre otras cosas, lo de reproducir el discurso de la extrema derecha y soltar eso de que la violencia vicaria no es violencia de género, sino ‘intrafamiliar’. 

Sí, muy lejos de la centralidad. 

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