Hace un lustro Mireia Belmonte, la mejor nadadora española de todos los tiempos, viajó a Murcia con su medalla de oro y estuvo entrenando con los chicos y chicas de un club de natación en la piscina de Espinardo. En aquellos momentos, esa instalación estaba casi en la ruina y daba vergüenza ajena. Al menos esa fue la sensación que tuvieron los progenitores que allí se encontraban y que no daban crédito a las condiciones en las que estaba esa infraestructura (afortunadamente esa piscina ha sido remodelada).

Si dentro de un puñado de años, Belmonte vuelve a la capital de la Región podrá encontrarse con un complejo acorde con el séptimo municipio de España, en el que se ha proyectado una ciudad deportiva por parte del ayuntamiento capitalino, que contempla la construcción de la primera piscina olímpica cubierta de la Región, todo un hito si consideramos que una que ya existe no se utiliza como tal y la otra es de uso veraniego.

Puede que opte por cambiar de deporte y se pase a dar patadas a un balón. Entonces, además del complejo previsto por el consistorio, podrá acudir a otras dos ciudades deportivas. Una de ellas, la de la UCAM anunciada hace unos días, aunque sin concretar el sitio. La otra se ubicará junto al centro comercial Nueva Condomina en 35.000 metros cuadrados de terreno, y a unos cuantos kilómetros de la proyectada por el Ayuntamiento de Murcia, que ocupará 100.000 metros cuadrados en Churra. Concretamente entre la confluencia de las avenidas Juan de Borbón y Reino de Murcia.

La de índole municipal responde a una promesa electoral de PSOE y Cs, que llevan más de seis meses gobernando en coalición tras la moción de censura, un proyecto que supone el cumplimiento de una promesa electoral, ya que ambas formaciones llevaban la construcción de esta infraestructura en los programas con los que se presentaron a los comicios municipales de 2019.

La aspiración de Murcia de tener una ciudad deportiva no es nueva. El que fuera concejal de Deportes durante los 20 años de alcaldía de Miguel Ángel Cámara, el exedil Miguel Cascales ya lo puso encima de la mesa aunque no con mucho éxito. Y no es de extrañar si se atiende al desembolso que hay que realizar. La anunciada por el actual alcalde, José Antonio Serrano, tiene un coste de 49 millones de euros, una cifra espectacular si la comparamos con el Plan de Infraestructuras de la Zona Norte, que tiene ese mismo presupuesto y aún no se ha ejecutado.

El Ayuntamiento tiene claro que por sí solo no puede acometer tal gasto (supone tragarse todo el capítulo de inversiones para todo el municipio de un ejercicio y aún así faltaría algo) y por eso ha querido involucrar, con acierto, a la secretaría de estado de Deporte, cuyo responsable y presidente del Consejo Superior de Deportes, José Manuel Franco Pardo, hizo acto de presencia en la presentación en la Glorieta de la ciudad deportiva.

Otro de los mecenas sería la Comunidad Autónoma, que no tiene mucha pinta de poner dinero para nada que se haga en la capital, y más teniendo en cuenta que ahora gobiernan socialistas y naranjas. En una primera valoración ya ha puesto pegas para abrir el monedero que tiene casi vacío y con una deuda galopante. Poco se puede esperar de una administración que tiene a sus pies el mayor arrabal islámico del siglo XIII, junto a la sede del Gobierno regional, doce años atrapado en una maraña burocrática y sin poner prácticamente ni un euro para su recuperación (se supone que la recuperación del yacimiento de San Esteban debe ser financiado a tres bandas: comunidad, ayuntamiento y Estado).

Siempre se puede recurrir a los fondos europeos, a los que piensa también acudir el Real Murcia para poder pagar su ciudad deportiva. Numerosos han sido siempre los proyectos que se han pretendido financiar con dinero de la Unión Europea y que no se han llegado a hacer. El presente es el que es: no hay ninguna ciudad deportiva. Puede que haya tres. Como dice el anuncio: «Si sueñas, loterías». Por nada pase.