Los plenos municipales de Cartagena son más comedidos que hace unos cuantos meses, pero la tensión persiste y el lanzamiento de ‘cuchillos verbales’ es constante, especialmente, cuando los protagonistas del debate son el líder de Movimiento Ciudadano, José López, y la ahora vicealcaldesa, Ana Belén Castejón. Imposible seguir las más de seis horas de sesión plenaria, pero ambos escenificaron uno de los momentos más escabrosos. Lo que debatían era importante. Hablaban de la remodelación de la estación de ferrocarril, con el clásico yo he hecho esto y tú has dejado de hacer aquello, pero en medio del enfrentamiento por quién se apuntaba el tanto, se enzarzaron, casi como quien no quiera la cosa, en un cruce de referencias y acusaciones personales, relativas en su mayoría al futuro político de uno y otro.

Quedan aún casi dos años para las próximas elecciones municipales y al tándem de Gobierno Arroyo-Castejón, avalado por el ciudadano Padín, le resta mucho por dar y por demostrar que su pacto antinatura fue y será por el bien de Cartagena. Ellas mismas exhiben su gestión, su labor, su buen entendimiento y su supuesta cercanía a los ciudadanos como su principal argumento para convencer a los votantes de que vuelvan a confiar en ellas. A esto suman, además, el comportamiento poco apropiado, en ocasiones, de su rival de MC y su condición de ‘rey del populismo’, como lo nombró en el pleno del jueves la propia Castejón.

López se adelantó a la festividad de Todos los Santos y dijo que le tiene «más miedo a los vivos que a los muertos», tras lo cual le quiso colgar el cartel de ‘cadáver político’ a la exalcaldesa. Ella no tardó en replicar y manifestar que no teme ni a vivos ni a muertos ni a los cadáveres, «pero sí me da mucho miedo, en plena democracia, un político que ha sido condenado por un juzgado en dos ocasiones», en clara referencia al cartagenerista.

Triste, pero lamentablemente habitual, que nuestros representantes políticos ya tengan las urnas en sus pensamientos, aunque la verdad, en ocasiones, me pregunto si son capaces de pensar en otra cosa. Para ser justos, admito que el nivel de acuerdo en muchas de las mociones y propuestas que se plantean en los plenos sea quizá más elevado que anteriormente y que, tras desahogarse con sus pullas de ida y vuelta, los concejales van al fondo de la cuestión y votan lo que creen mejor para los ciudadanos. No sé, a lo mejor es solo una impresión o imaginaciones mías. O más bien, será que se han dado cuenta de las ganas que tenemos todos de que se olviden de disputas absurdas e infructuosas y se guíen solo por el bien de nuestro municipio y sus habitantes.

En cualquier caso, parece obvio que entre pleno y pleno, unos y otros hacen sus conjeturas sobre qué puede pasar en un par de años y cómo pueden hacer para obtener mejores resultados. Eso sí, queda tanto tiempo por delante que sería un error dar nada por seguro, incluso aquello que pueda parecer más evidente.

La referencia de López a Castejón como cadáver político quizá sea prematura. En primer lugar, porque le quedan muchos meses como número dos de un Gobierno municipal, al que sustenta con su apoyo y el de sus cinco compañeros. El líder de MC considera que el fin político de la vicealcaldesa se producirá con el fin del mandato, ya que ella y los cinco ediles que la acompañan fueron expulsados del PSOE por pactar con el PP para desbancarle. Por eso, entiende que ya no podrá concurrir con las siglas del partido que la llevó al poder. Hasta ahí, todo parece de lógica aplastante. ¿O no?

Los planes futuros de Castejón solo los conoce ella y, por supuesto, no le toca hablar de ello, porque, además, en esto de la política todo cambia de un día para otro sin que tes des ni cuenta. Jugando a esa política ficción que tanto nos gusta, podríamos señalar al menos tres posibilidades. La primera, la que parece más evidente, su retirada, obligada por las circunstancias. Aunque si yo tuviera que apostar, no destinaría ni un euro a esta opción, sobre todo, cuando parece haberle cogido el gustillo y ha crecido en los últimos años como ‘animal político’, al menos en el ámbito local.

Otra posibilidad es que concurriera a las próximas elecciones municipales con otras siglas distintas a las del PSOE, pero esgrimiendo su corazón socialista y desglosando sus supuestos logros para la ciudad durante sus mandatos como alcaldesa y como vicealcaldesa. La pregunta en este caso es clara: ¿Conseguiría los votos suficientes para obtener al menos un sillón de concejal? Sería más que valioso, porque ya sabemos que en el actual escenario, las minorías tienen infinitamente más poder e influencia que el que se ganan en las urnas. Aunque más bien es al revés, las urnas les dan más poder y relevancia a las minorías de la que realmente se merecen.

 La tercera opción se torna más rocambolesca, pero el tiempo y una caña podrían lograr que las cosas se olviden y todo vuelva a ser como antes. En realidad, tampoco apostaría a que Castejón fuera readmitida en las filas del PSOE y menos a que encabezara su lista para las próximas municipales. Los socialistas ya tienen su nueva ejecutiva local, con Manuel Torres al frente. Reintegrar a los expulsados sería un palo para los supuestamente leales a las siglas, aunque tal vez sería más acertado decir leales a su líder regional. La cuestión es que ese líder regional que los echó ya ha caído y el PSOE se está reorganizando en la Comunidad, por lo que todo puede pasar. Cierto es que uno de los mejor colocados para liderar al partido es el actual delegado del Gobierno, José Vélez, que precisamente no está entre quienes más cariño le tienen a Castejón, más bien al contrario.

Habría una cuarta opción, pero sería aún más utópica. ¿O no? ¡Quién sabe! Vamos, que no veo yo a Castejón acompañando a Arroyo en las listas del PP. En fin. Todo es posible.

Lo que hará la vicealcaldesa es una incógnita, al menos para este juntaletras, al que sí le llaman la atención algunas pistas sobre sus intenciones, como una de las frases con las que zanjó el rifirrafe verbal contra López. «Usted gritó mucho y no ha conseguido nada. Y nosotras hemos gritado menos y ya se verá, al final de este mandato, todos los frutos de este Gobierno», dijo.

Haría mal el líder de MC en confiarse y dar por muerta políticamente a quien sigue bastante viva y muy vivaz. Igual que se equivocaría Castejón si cree que las sentencias contra López espantan a sus votantes, que no hay que olvidar que le dieron la victoria en la última cita electoral, aunque fue insuficiente ante la alianza de PP, PSOE y Ciudadanos. Además, algunas encuestas que se publicaron hace unos meses, le volvían a dar la mayoría con algo más de holgura, pero sin garantías totales de que pudiera llegar a ser alcalde.

 No tengan prisa ustedes por cavar sus fosas políticas y atiendan las cuestiones que sí agonizan en nuestro territorio. Con un Mar Menor que sigue esperando sus soluciones y al que solo alimentan con más peleas. Con un transporte ferroviario del siglo pasado y cuyas promesas de mejora se eternizan. Con una Justicia para la que buscamos un Palacio que la rescate de las miserias en las que se imparte. Estas luchas que no cesan, que son ya un clásico en la lista de nuestras reivindicaciones, porque se pierden entre sus disputas y nunca llegan, son las que nos matan, las que lastran nuestro desarrollo y frenan nuestro crecimiento. Menos mal que, como siempre, tenemos nuestros salvavidas. Como Repsol, con otra gran obra que vuleve a generar más riqueza y empleo industrial y, ahora también, con mayor respeto al medio ambiente. O como el Puerto, con una presidenta hiperactiva empeñada en abanderar la integración del muelle con su ciudad y llenarlo de actividad y animación, sin descuidar el auge del tráfico y los servicios portuarios.

Seamos conscientes de que la muerte nos llega a todos, de que nada es para siempre. Así, que les pido un favor, piensen menos en qué será de ustedes en el futuro de Cartagena y más en que será de Cartagena en el futuro, cuando ya no estén ustedes. Ni yo.