Oros, platas y bronces

Buena semana de Olimpiadas para España. No sé ustedes, pero yo estoy viendo bastantes cosas. Es emocionante, y, sobre todo, debe haber sido tan duro prepararse para estos momentos mágicos en los que se lo juegan todo. 

Injusticia

No veo yo bien que, para natación, por ejemplo, haya un montón de medallas, según naden de un modo u otro, o una distancia u otra, bocarriba o bocabajo, y, sin embargo, para los deportes de equipo: fútbol, balonmano, waterpolo, etc. haya solo tres para los que queden en los primeros lugares después de las eliminatorias. Pienso que estaría bien que hubiera medallas de oro, plata y bronce para los mejores porteros, defensas o delanteros; para los pichichis; para la mejor táctica, etc. Es poca medalla para tanto esfuerzo, tanta eliminatoria y tanta gaita, mientras que el del salto de trampolín llega limpiamente, se zambulle y, hala, una medalla.

Averías repetidas

Unos vecinos están diciendo, en la playa: ‘Es la cuarta vez que explotan las tuberías del agua este verano en las calles de Los Urrutias y se monta la que se monta con el agua saliendo a borbotones, como si nos sobrara, hasta que vienen a cortarla y a arreglar la avería. ¿Se habrán planteado que las conducciones están viejas rematás’ y que habría que cambiarlas? (Me encanta lo de ‘viejas rematás).

Desastre

Qué horror lo de la patera hundida con tantas personas: hombres, mujeres y niños ahogados. Y quién sabe las veces que habrá pasado lo mismo y no nos hemos enterado. Qué maldita mafia los metería en esa barcaza en absoluto mal estado. Qué mundo este, oiga. Qué pena.

Son raras ya

En este momento estoy viendo una mariposa pequeña que se ha parado en las flores de un geranio que hay en la ventana. Ver una mariposa se ha convertido en algo muy poco habitual. No sé qué ha ocurrido para que haya tan pocas, cuando hace unos años eran tan habituales, y se las enseñabas a los niños para que vieran lo hermosas que podían ser sus alas. Algún pesticida que no les habrá sentado bien.

Series

He visto la segunda temporada de Sky rojo, una serie española llena de actores a los que apenas se les entiende lo que dicen porque no vocalizan. A algunos de ellos los hemos visto en otras películas o series y son buenos, pero en esta parecen de cartón piedra. La primera temporada era asumible, pero esta no hay quién se la trague. Tenía pendiente Boardwalk empire, que me la habían recomendado gente de mi confianza en cuanto a las series se refiere, y he comenzado a verla. Parece realmente buena.

Planes inmediatos

‘Joder, qué calor, estoy completamente sudada’, dice una señora mayor que viene del mercadillo, tirando del carro, a su marido, que lleva dos macetas enormes una en cada mano. ‘En cuanto llegue a la casa me meto debajo de la ducha’, añade, y él dice ‘pues anda que yo…’, mientras los veo alejarse porque han dicho todo eso justo al pasar por mi lado.

Exactamente lo mismo

Un hombre a otro, en la terraza de un bar: ‘El Barsa se ha quedado sin Messi igual que yo me quedé sin abuela’.

A comprar

Se han comprado 65.000 viviendas en España en el mes de junio, la gran mayoría de segunda mano. Parece ser que los españoles andan buscando hogares en planta baja, o con terrazas aceptables, a menudo saliéndose de los centros de las ciudades. La verdad es que los encierros de la pandemia han sido distintos dependiendo de la casa que tiene cada uno y a mucha gente los ha animado a buscar algo más aireado por si todo este desastre continúa. 

Formas diferentes

La cantante Rihanna, con la que me crucé en una calle de Berlín hace cinco años, tiene una fortuna de unos 1.700 millones de dólares. Resulta que las perras que ganó cantando las invirtió en un negocio de cosmética y otro de ropa, y se está forrando. Alguna coplera española también ganó mucho dinero cantando, pero no tuvo bastante, y recibió también sacos de billetes de su novio, y ambos acabaron en la cárcel y sin un duro. Son distintas filosofías de vida.