Hemos acuñado una expresión para referirnos al hecho de que la Iglesia sostenga su influencia social en las sociedades secularizadas mediante el uso espurio de los sacramentos: sacramentalidad de rebaño.

A la vez que perdía influencia social, la Iglesia insistía en conservar el poder social que otorgan los sacramentos, sobre todo la triada más conocida: bodas, bautizos y comuniones. Las parejas debían pasar por la Iglesia y acrecentar las estadísticas de católicos, a las que se sumaban los retoños mediante el bautismo y se confirmaban socialmente mediante las comuniones.

Con las estadísticas en la mano, la Iglesia podía presentarse antes lasAdministraciones y solicitar un rango social que en la práctica estaba perdiendo. Los datos lo dicen con claridad, la Iglesia ya no es mayoritaria en la sociedad. Pero, lo verdaderamente grave es que la sacramentalidad de rebaño pervierte el sentido real de los sacramentos, pues no son un signo de presencia pública, sino una expresión comunitaria de la vida y fe cristianas.

Los sacramentos estructuran la vida comunitaria cristiana y la expresan a nivel personal y comunitario. Permiten concretar día a día el compromiso de la fe y lo extienden a toda la comunidad. La eucaristía es el sacramento por excelencia, pues en él vivimos la presencia de Cristo como expresión del amor de Dios en medio del mundo. Pero el bautismo es el sacramento que más ha sufrido la sacramentalidad de rebaño, pues pierde el sentido personal y comunitario para mostrarse como una expresión social más, como un rito vacío.

A esto ha contribuido la perversión del bautismo en la época de cristiandad, reducido a un mero acto para impedir que los niños murieran en pecado. Como decían las abuelas, para que no quedaran moros.

Con esta tara sacramental nos hemos metido en el siglo XXI sin tener ningún instrumento que nos permita reconocernos como cristianos en medio de un mundo que necesita, como nunca, la presencia de los cristianos. Los sacramentos fueron el instrumento que Trento utilizó para dar reconocimiento social al catolicismo frente a la Reforma. La Iglesia de cristiandad existió durante siglos asentada en la vivencia material de los mismos. Hoy ya no es posible continuar por un camino que ha conducido a la irrelevancia social de la Iglesia y, lo que es peor, a la destrucción espiritual de los sacramentos.

La sacramentalidad es una experiencia que convierte el mundo en una realidad transfigurada, que permite vivir ya el mundo que anhelamos de justicia, amor y misericordia. La sacramentos son experiencias de vida que unen en una misma realidad material (el agua, el pan, el aceite), la memoria de lo que hemos sido, las tradiciones que nos articulan como seres humanos y la proyección de lo que seremos en tanto que seres vinculados con el mundo natural, el ámbito social y la realidad personal.

Mientras no sea esto lo que se transmita en la vida sacramental de la Iglesia, será imposible resituar lo cristiano en medio del mundo.