Murcia es una Región lo suficientemente conocida como para que se le asocien atributos propios y lo suficientemente desconocida como para que éstos se puedan moldear.

Ya lo hemos hablado mil veces en estas páginas, pero insisto: un poco más de orgullo por tener a la séptima ciudad de España en población, a la cuna histórica del Imperio Romano, a escritores sentados en la RAE vendiendo millones de ejemplares de sus novelas, a la huerta de Europa, al cambio de ciclo político español. Murcia es la pera, o quizás es el limón, pero en cualquier caso es un sitio que merece la pena y debemos reconocer hoy, ahora y siempre.

La Región de Murcia, Costa Cálida y lugar de acogida de La Manga o Mazarrón, posee las características geográficas necesarias para ser la Florida de Europa, y los condicionantes económicos y fiscales para que el turismo nacional e internacional entienda que en el córner sureste de España hay un sitio con playas espectaculares, gastronomía impagable y personas muy simpáticas con una sección fija en El Mundo Today. La Región de Murcia es Europa, con la seguridad jurídica del viejo continente y la estabilidad económica que nos permitan los golpistas; es España, con su arte, con ese acento del sur y esa nobleza del norte; es Región, con su historia regia y sin privarnos de nada, desde los derbis hasta los nacionalismos en forma de provincia.

Murcia está lista para ser más, y ser más no sólo implica tener anuncios en las televisiones de ámbito nacional en las que recordemos que nuestra costa es tan cristalina como la de Formentera y nuestra montaña tan frondosa como la del Pirineo (o igual algo menos, pero qué más dará). Somos una Región próspera, que goza de estabilidad institucional, de un proyecto a largo plazo para reivindicar que ser el secreto desconocido de España que sólo aparece en televisión cuando alguien asesina con catana no es, ni mucho menos, una obligación a la que nos debamos resignar.

La Región de Murcia es el presente de todos los que estén leyendo estas páginas, algunos de ellos sentados bajo un sol abrasante con vistas al mar, y otros bajo el aire acondicionado que, factura de la luz mediante, nos permite sobrevivir a una temperatura que ya quisiera alcanzar el lugar más cálido del Medio Oriente o del Sáhara Occidental. Somos la sociedad próspera, abierta e integradora, esos que no llamamos colonos a los que han tenido la fortuna de entender que para tener futuro ser de Murcia es una ventaja que no podemos ni querremos evitar.

Usted que lee La Opinión de Murcia es murciano de nacimiento o devoción, usted que dedica su tiempo a informarse de nuestras mociones de censura, de nuestro Mar Menor y de nuestros presidentes vitalicios es parte de este proyecto que vamos a construir entre todos los que entendemos que a pesar de ser tan de derechas, o quizás precisamente por ello, tenemos la suerte de estar en el lugar más próspero de la España constitucional.

Qué suerte ser de aquí. Si vuelve usted a nacer, pida ser murciano. No se me ocurre mejor manera de ser feliz.