Alarma, tras el cese de la alarma. Nueve, solo nueve días faltan para que acabe esta pesadilla del estado de alarma. Los derechos fundamentales vamos a recuperarlos. Vamos a poder hacer todo aquello que nuestra libertad y las leyes permitan. Podremos, a partir de entonces, incluso viajar más allá de los confines territoriales, pues en los aéreos (ilógico, absurdo, incomprensible…) ya se podía. No habrá toque de queda. Ya no tenemos que ir mirando la hora cuando estamos cenando en un restaurante o en casa de un familiar o amigo. Esa sensación de ser un delincuente por estar en la calle más allá de las horas del toque de queda, por fin parece ser que va a pasar a ser historia contemporánea e inmediata. Lo que ignoro es si será o no definitiva.

Pero hoy no quiero ser pájaro de mal agüero. Espero y deseo que pase ya este cáliz, gracias a esa vacuna que unas veces es buena y otras regular, según el laboratorio que la explote. Por lo que sospecho que se trata simplemente de una guerra de marcas, pues no en vano millones de billones de euros están en juego si se inocula una u otra vacuna. Y, mientras tanto, los que estamos muy verdes en cuestiones médicas y farmacéuticas, nos sentimos totalmente desprotegidos, cuando no engañados. Pero eso es harina de otro costal. Ahora lo que toca es ser optimista y pensar que antes de la finalización de este año vamos a estar todos vacunados, y la Covid-19 habrá pasado ya a la historia. Eso sí, a la espera de una nueva pandemia más o menos nacida en un laboratorio, si es que sucedió así con ésta. Pero sigo siendo optimista, y tras el cese del estado de alarma previsto por el Gobierno de la nación española (incluida Cataluña y País Vasco), para el próximo 9 de mayo, todo temor y restricciones pandémicas desaparecerán.

A partir de entonces, ¿qué va a pasar? Varias autonomías y algunos partidos políticos piden al Gobierno central un plan jurídico tras la alarma, que no parece vaya a ser redactado, pues según declaraciones parlamentarias del presidente del Gobierno de la nación, su voluntad es la de levantar el 9 de mayo el estado de alarma, sin más plan que «el avance de la vacunación y la petición de seguir resistiendo un poco más, dependiendo el éxito de la unidad de todos, de la eficacia de la coordinación y de la responsabilidad individual». Si es así, los tribunales de Justicia de cada Comunidad autónoma, tendrán que validar o rechazarlas medidas propuestas por el Ejecutivo de cada una de ellas respecto a restricciones de derechos. No ha habido hasta ahora resoluciones uniformes, por lo que la cosa está dudosa.

En mi opinión, los Ejecutivos de las Comunidades autónomas no pueden, sin convalidación judicial, implantar el toque de queda, ni tampoco el cierre perimetral (aunque sobre esto último hay muchas opiniones en contra). Todo lo demás podrán hacerlo.

Mientras tanto, el Tribunal Constitucional, fallará sobre la validez del primer Real Decreto 463/20 del estado de alarma, de fecha 14 de marzo de 2020, acerca de la vulneración o no del artículo 116 de Constitución, sobre limitación de la libertad de movimiento de los residentes en España. Y todo ello será antes del verano. Es decir, cuando ya no existirá estado de alarma. La razón de la tardanza, dicen que es por la «complejidad dogmática y el volumen de impugnación muy serio, en relación a los derechos fundamentales a que afecta la cuestión constitucional». Sin comentarios.

Posdata: Todo esto sucederá, claro, si de aquí a nueve días, no se cambia de opinión por el Gobierno central, que no creo, pues no suele pasar.