La pandemia arrasa. Sin respeto ni misericordia para nadie. A mí, como a tantos otros, me ha tocado y he pagado mi tributo con mes y medio confinado en el hospital Reina Sofía. Dura experiencia que he escrito en un diario donde han quedado reflejadas mis vivencias. Probablemente lo publique algún día. Pasar por el coronavirus es un acontecimiento lleno de peripecias: miedos, dolor, esperanza, fe, inseguridad, confianza, amor? ¡Y tiempo!

Tiempo libre que he aprovechado para leer. Siete libros he devorado llenando mi cabeza de ideas, de informaciones, de literatura.

Me ha gustado especialmente Avatares de la creencia en Dios, de Manuel Fraijó, En la orilla, de Chirbes, Conversaciones con Jonh Sobrino y Conversaciones con Rafael Aguirre, Francisco, el papa de la alegría.

Las Conversaciones con Rafael Aguirre he acabado de leerlas esta misma mañana. Durante cinco tardes, Rafael Aguirre y Carlos Gil mantuvieron unas conversaciones en las que, en una sucesión temporal más o menos estricta, fueron fluyendo los recuerdos, los acontecimientos y sus actores, los análisis y las opiniones fundamentadas.

Rafa ha sido durante treinta años profesor de Nuevo Testamento en la Facultad de Teología de la Universidad de Deusto.

A lo largo de esas cinco sobremesas, Rafa fue evocando los momentos más importantes de su trayectoria profesional y personal, estrechamente unidas. Aspectos nucleares de una vida dedicada al estudio y a la docencia de la Biblia, al pensamiento teológico, pero sin perder el horizonte sociopolítico de la sociedad circundante.

Cada una de las jornadas las dedicó, por lo general, a uno o dos aspectos, aunque, como sucede en toda conversación, los temas se entrelazan, se llaman, se evocan. El resultado son ocho capítulos que permiten acercarse a otros tantos núcleos importantes y decisivos en la biografía de Rafael Aguirre: el Concilio Vaticano II; de Roma a Jerusalén; Jerusalén y la lectura contextual de la Biblia; ciencias sociales y el trabajo en equipo; años de efervescencia política; El Salvador y América Latina; docencia en Deusto y situación de la Teología; los orígenes del cristianismo y nuestro presente.

Una característica importante que cabe destacar de este libro es que con su lectura emprendemos un viaje, a través de los ojos y la sensibilidad de Rafa, a diferentes contextos históricos, sociales y culturales de los últimos sesenta años, pues, en su labor intelectual, nunca se ha limitado a «dialogar con los ficheros», en expresión suya. Al contrario, siempre ha estado atento y se ha implicado en lo que sucedía alrededor; ha sabido discernir los debates importantes y decisivos que se iniciaban y la trascendencia de unos u otros posicionamientos.

Una lectura nutricia. Un buen conocedor de la Biblia: Rafa Aguirre. Un tiempo que puede aprovecharse. Vale.